Islandia en noviembre – Día 10 – Zona sudeste
¡Hola, viajer@s!
Vuelvo hoy con post nuevo sobre nuestro roadtrip de dos semanas en noviembre por Islandia, y hoy le toca al turno al Día 10, que fue probablemente de los más chulos de todo el viaje, y eso que el listón estaba muy alto. Tenéis ya un montonazo de posts en el blog de la serie de Islandia; aquí os dejo un resumen de todo lo publicado por si os habéis perdido alguno: un post introductorio con información útil que debéis saber antes de viajar a Islandia; el post del Día 1 del viaje, en el que os cuento nuestra llegada, nuestra visita a la impresionante Laguna Azul y nuestra primera toma de contacto con Reikiavik; el post del Día 2, que dedicamos íntegramente a la capital; el post del Día 3, en el que exploramos la bonita península de Snaefellsnes; el post del Día 4, en el que desde Snaefellsnes nos dirigimos ya hacia el norte de la isla; el post del Día 5, en el que recorremos la zona norte central y llegamos a la zona de Mývatn; el post del Día 6, en el que empezamos a explorar la zona de Mývatn; el post del Día 7, en el que acabamos de exprimir al máximo esta alucinante área de Mývatn; el post del Día 8, en el que recorremos la zona nordeste de la isla, alucinamos con Seydisfjordur y vemos por fin la ansiada aurora boreal; y el post del Día 9 en el que conducimos en dirección sur por toda la costa este del país, recorriendo sus maravillosos fiordos.
Como os decía, este Día 10 fue simplemente espectacular, ya que vimos varios de los puntos más famosos y fotografiados de Islandia, lugares únicos que te hacen maravillarte de lo alucinante que es la naturaleza y que te dejan con la boca abierta, como la península de Stokksnes, la laguna glaciar de Jökulsárlón y la famosísima Playa de los Diamantes.
Aquí abajo os dejo un mapa con el recorrido de este Día 10, desde Stokksnes, que está al ladito de Höfn, donde teníamos nuestro alojamiento de esta noche del Día 9 al Día 10, hasta la zona sur del Parque Nacional de Skaftafell, donde pasaríamos la noche de este Día 10.
Conducción en Islandia en invierno
Aunque ya nos encontramos en el sur de la isla y en nuestro caso el paisaje dejó de estar nevado, seguimos estando en noviembre en Islandia, y eso sigue significando conducir por carreteras en condiciones difíciles.
Nosotros no habíamos conducido en este tipo de condiciones nunca e íbamos con un poco de miedo, pero hemos de decir que con nuestro Dacia Duster 4 X 4 de Lotus Car Rentals con neumáticos de invierno, todos tachonados con clavos, no tuvimos absolutamente ningún problema.
De hecho, Félix, que es el conductor, considera que fue una experiencia muy interesante, didáctica e incluso divertida conducir por estas carreteras con este tipo de condiciones difíciles. Félix os va a preparar un post sobre cómo conducir en Islandia en invierno, con un montón de información práctica que estoy segura de que os resultará muy útil.
La zona sudeste de Islandia
La costa sur de Islandia es la zona más turística y famosa del país, pero he de decir que lo es por un motivo: es sencillamente espectacular. Está llena de glaciares, cascadas y playas de arena negra alucinantes, entre otros muchos atractivos.
La mayoría de las personas que no hacen el roadtrip clásico alrededor de toda Islandia, ya sea porque no van días suficientes para bordear toda la isla, porque no les apetece conducir o simplemente porque desean centrarse en la parte más famosa del país, hacen precisamente eso: limitarse a recorrer la costa sur, el llamado Círculo Dorado y, en ocasiones, la zona oeste del país. Básicamente, todo lo que está a una distancia razonable de Reikiavik para hacer excursiones de un día desde la capital y volver a dormir al mismo lugar, aunque hay quien también alquila un coche y hace un roadtrip más reducido por la zona sur y oeste.
A lo que me refiero es que hay quien prefiere centrarse en esta zona sur y, especialmente si no vais demasiados días (en invierno al menos 15, como nosotros, por las pocas horas de luz; en verano tal vez se podría hacer en menos, quizá unos 12), considero que es una muy buena opción, ya que hay muchísimas cosas que ver y con las que alucinar, y algunas de las atracciones más famosas de la isla se encuentran en esta zona.
La península de Stokksnes
Esa mañana salimos pronto de nuestra preciosa cabaña de Aurora Cabins, ubicada en las afueras de Höfn. Salimos a eso de las 9, cuando todavía no era de día del todo, para provechar los primeros rayos de sol en nuestra primera visita: la península de Stokksnes.
Para llegar hasta Stokksnes desde Aurora Cabins solo hacen falta 15 minutos de conducción, eso sí, en dirección este. Es decir, que nos toca retroceder un poco hacia el este para luego empezar la conducción a lo largo de la costa sur del país hacia el oeste. Pero, creedme, este pequeño desvío vale la pena.
La carretera para llegar a Stokksnes es simplemente un desvío de la Ring Road, la carretera 1 de Islandia. Por este desvío llegas a un lugar llamado Viking Cafe, y dejadme que os cuente algo sobre esta cafetería. Resulta que las tierras de la península de Stokksnes son propiedad privada, y el dueño de las tierras es también el dueño del Viking Cafe. Para entrar a la península de Stokksnes y poder disfrutar de toda su belleza hay que pagar una entrada en el Viking Cafe. El precio es de unas 900 ISK por persona (unos 6 – 7 EUR), y la cafetería está abierta a partir de las 9 de la mañana. En caso de que no esté abierta cuando lleguéis, creo que en la misma barrera que te impide acceder a la carretera de la península hay una máquina en la que se puede pagar.
Aun así, si está abierto, os recomiendo que entréis a pagar allí, ya que os dan un pequeño folleto con un mapa de la zona y os explican qué hay que ver, dónde aparcar para cada visita, etc. Además, se trata de un lugar auténtico y acogedor donde se puede desayunar o tomar un café a la vuelta para entrar en calor, y también venden los famosos lopapeysa, los jerseys de lana de oveja islandesa tradicionales. También hay baños públicos en la parte de afuera de la cafetería.
Pero, ¿qué cosas se pueden hacer o ver en Stokksnes? Pues la verdad es que muchas, desde paseos a caballo hasta trekkings por la zona con diferentes rutas, distintas duraciones y diversos niveles de dificultad. Pero nosotros nos centramos en tres visitas principales: el faro, la playa Kirkjusandur y la «falsa» granja vikinga. Vayamos por partes.
Se accede a la zona en coche y nuestra primera parada fue la parte del faro, que tiene su propio parking. Se trata simplemente de una costa rocosa de piedras negras con un faro en la punta. Esta zona no tiene demasiado misterio, excepto por las excelentes vistas que se tienen de una de las montañas más famosas de Islandia, el monte Vestrahorn, y de su hermano, mucho menos famoso pero igual de impresionante, llamado Brunnhorn.
El Vestrahorn tiene una altura de 454 metros y está compuesto por un tipo de roca volcánica llamada gabro. Pero lo más bonito de esta montaña es su forma; he leído descripciones en las que lo llamaban «gótico» o «dramático», y considero que no les falta razón. Además se encuentra justo a orillas del mar, vigilando la preciosa playa de arena negra que tiene a sus pies, de la que os hablaré en seguida.
Por su parte, al mucho menos alabado Brunnhorn que también se ve desde esta zona del faro, justo a la derecha de Vestrahorn, se le conoce como la Batman Mountain por su curiosa forma compuesta de tres picos, que puede recordar un poco al logo de Batman.
Desde esta zona del faro las vistas están guays porque se ven las dos montañas perfectamente, la una junto a la otra, y forman una estampa espectacular enmarcando la bonita costa.
La segunda parada dentro de la península de Stokksnes fue la playa de arena negra llamada Kirkjusandur, que es realmente lo que veníamos a ver.
Esta playa es una auténtica pasada y (ventajas de madrugar un poco) ¡tuvimos la suerte de tenerla absolutamente toda para nosotros durante más de una hora!
Esta playa es el sueño de cualquier fotógrafo o aficionado a la fotografía. Es un lugar tan salvaje, agreste, épico y fotogénico que podrías pasarte horas aquí simplemente admirándolo y sacando mil fotos.
Desde la carretera esta playa tiene su propio parking también y al principio hay toda una zona inicial con dunas de arena negra volcánica salpicadas de una especie de cañas de color pajizo que contrastan muchísimo con la arena oscura. En nuestro caso, esta zona estaba también cubierta por una finísima capa de polvo de nieve, que añadía aún más contraste.
Después se llega a la playa de Kirkjusandur un sí, una enorme extensión de arena negra bordeada por montañas, entra las que destaca, por supuesto, el Monte Vestrahorn. Brunnhorn o la Batman Mountain, por desgracia, desde la playa queda casi prácticamente tapada por Vestrahorn, y la mayor parte del tiempo o no se ve o solo se ve parcialmente. Habrá que jugar un poco con las perspectivas y ver hasta dónde te permiten avanzar las olas para intentar que se vea en las fotos.
Una cosa maravillosa que ocurre en esta playa es que la arena húmeda de la orilla actúa como espejo, así que tanto las montañas como tú, si apareces en la foto, os podéis ver reflejados en esa arena, creando imágenes muy, muy chulas.
Esta playa es un lugar espectacular simplemente para pasear o para una buena sesión de fotos. Os recomiendo que le dediquéis el tiempo necesario (¡mínimo absoluto de una hora!) y que, si es posible, lleguéis nada más amanecer, como hicimos nosotros, porque tenerla toooooda para nosotros fue, de verdad, un auténtico lujo.
La tercera parada de la península de Stokksnes fue el antiguo set de televisión que consta de un poblado vikingo que se creó para una película islandesa que nunca llegó a rodarse, aunque he leído que ahora va a ser reutilizado para una película de Universal.
El poblado, que solo tiene 10 años de antigüedad, está abandonado y la verdad es que se nota que es todo bastante fake, como de cartón piedra, pero está guay para darse una vuelta y hacer unas fotos con el Monte Vestrahorn de fondo.
He leído que para su construcción se utilizaron materiales de desecho que arrastraba el mar a la playa, así como restos de antiguas cabinas telefónicas.
En cuanto a aspecto auténtico, nada que ver con la granja de Avaldsnes que visitamos en Noruega, cerca de Stavanger, que tiene un aspecto mucho más real y está conservada en perfecto estado.
Conducción bordeando el Parque Nacional Vatnajökull
La conducción entre Stokksnes y nuestro punto de destino de este Día 10, que es la zona de entrada al Parque Skaftafell, es una auténtica maravilla.
Tened en cuenta que la Ring Road por este tramo transcurre entre la costa y el borde inferior del Parque Nacional Vatnajökull, que es el parque nacional más grande de Europa, y que ocupa nada más y nada menos que el 14 % de Islandia.
En este parque nacional se encuentra el glaciar Vatnajökull, que le da nombre al parque en sí, y que es el campo de hielo más grande del mundo fuera de los polos. De él emanan innumerables ramificaciones glaciares que se desparraman entre las montañas y se ven desde la Ring Road. Imaginaos ver desde la carretera toda una serie de montañas y, entre montaña y montaña, una masa de hielo azul enorme inundándolo todo. Absolutamente impresionante.
Esta parte sur del Parque Nacional Vatnajökull recibe el nombre de Skaftafell, y es la zona natural favorita del país, ya que abarca una impresionante serie de picos y glaciares azulados y abundan las cascadas, los bosques y los ríos.
Hay puntos de la carretera en los que llegas a ver tres «desembocaduras» del glaciar asomando entre las montañas y, claro… la flipas.
Jökulsárlón
Tras una hora y cuarto de conducción maravillosa, llegamos a nuestra siguiente parada: la laguna glaciar de Jökulsárlón, que es probablemente el lugar más famoso de Islandia.
Este lago se encuentra a los pies del glaciar Breiðamerkurjökull, un ramal del monstruosamente grande Vatnajökull, del cual ya os he hablado. Lo que hace de Jökulsárlón un lugar único es que los icebergs que se desprenden del glaciar Breiðamerkurjökull se estrellan contra el agua de la laguna, flotan a la deriva por esta y viajan hacia el océano Atlántico a lo largo del río más corto de Islandia, el Jökulsá á Breiðamerkursandi, de tan solo 1’5 km de longitud, hasta el mar.
Efectivamente, este río simplemente une Jökulsárlón, que se encuentra muy cerca de la costa, con la propia costa, y por él se van «desaguando» los icebergs hasta ir a parar al océano.
El resultado es una estampa de película, verdaderamente tremenda: Jökulsárlón es un lago de orillas negras en el que desemboca un glaciar y cuya superficie está cubierta de icebergs azules flotando a la deriva. Es un lugar a la vez muy loco y absolutamente precioso.
Además, cada iceberg es único en cuanto a tamaño, forma y tonalidad: algunos son enormes, casi como mini-islas, y otros tienen el tamaño de una pelota de fútbol; en cuanto a las tonalidades, algunos son completamente transparentes, otros tienen un tono más blanquecino y otros tienen un profundo color azulado. Incluso hay algunos que parecen estar «sucios» porque tienen atrapada en su interior ceniza volcánica milenaria de a saber tú qué erupción. ¡Alucinante!
Este es otro sitio en el que amortizas tu cámara de fotos. Las posibilidades son infinitas, y es todo tan fotogénico, mágico y maravilloso que no puedes parar.
Este era en teoría uno de los platos fuertes del viaje, una de las visitas más destacadas, ya que se trata de uno de los lugares más famosos y fotografiados de Islandia. Y la verdad es que, precisamente por todo esto, nos daba un poco de miedo que la visita real no cumpliese las altísimas expectativas. Pero no. En absoluto. Expectativas totalmente cumplidas e incluso superadas. Un lugar para conservar en la memoria, en la retina y en el corazón para toda la vida.
Recomiendo, al igual que he hecho con Stokksnes, que le dediquéis el tiempo que se merece. Yo diría que el mínimo absoluto sería 1 hora. Si vais con mucho tiempo, tal vez os interese pillar un paseo en barco por la laguna, cosa que nosotros no hicimos. Tiene que ser una actividad chula y bastante mágica, ya que supongo que te encuentras en medio de todos esos icebergs con el barco, y tiene que ser una pasada verlos flotar a tu alrededor, pero precisamente por falta de tiempo no pudimos hacerla.
Por cierto, en el parking de Jökulsárlón hay baños públicos.
Playa de los Diamantes
Justo en frente de Jökulsárlón, al otro lado de la Ring Road, se encuentra la playa más surrealista de Islandia: la playa de los Diamantes.
Este es otro de esos lugares famosísimos de Islandia y, al estar tan sumamente cerca de Jökulsárlón, el combo de estas dos visitas convierten este día en algo inolvidable.
Y estos dos lugares están tan cerca porque están estrechamente relacionados. Esta playa recibe el nombre de la playa de los Diamantes porque en su arena negra quedan encallados cientos o miles de trozos de hielo que relucen bajo el sol y, sobre el fondo negro que ofrece la arena, tienen tal cual el aspecto de piedras preciosas.
Y, ¿de dónde proceden estos trozos de hielo? ¡Pues de Jökulsárlón! Aquí, en la playa de los Diamantes, los icebergs ya erosionados por el agua y algo derretidos, después de bajar por el río cortísimo que os he comentado antes son empujados por las olas del Atlántico hacia la orilla y quedan varados en la arena negra.
Aquí, sobre la arena, los bloques de hielo suelen tener tonalidades más transparentes, como si fuesen de cristal, (me imagino que por haberse ido derritiendo un poco en el mar) aunque también seguimos encontrando algunos azulados todavía.
Los trozos de hielo que no quedan encallados en la arena los ves pasar a lo largo de la orilla a toda velocidad para acabar perdiéndose en la inmensidad del océano y, finalmente, derretirse.
Como veis, este es otros lugar increíblemente fotogénico y con miles de posibilidades en cuanto a foto y vídeo. ¡Este día nos lo pasamos pipa con las cámaras!
De nuevo os tengo que recomendar que reservéis el tiempo necesario para esta maravilla: como mínimo otra hora más para poder disfrutar bien del lugar.
Es posible que estos lugares cambien bastante según la época del año, ya que, al fin y al cabo, estamos hablando de hielo. No sé cuál será la situación en verano, pero desde luego os puedo decir que estas visitas en noviembre fueron espectaculares.
Otro punto que debéis tener en cuenta es que esta es una de las zonas más turísticas de Islandia, por lo que es posible que en verano esté saturadísima de gente, con autobuses descargando turistas cada dos por tres. Sin embargo, nosotros en esta época del año hemos estado súper a gusto y hemos visto cero masificación. Aunque obviamente sí que había algunas personas, no las veréis aparecer en nuestras fotos, por ejemplo, mientras que si eso está al reventón, hacer una foto sin que aparezca algún extraño en ella va a ser una utopía. Quieras que no, es una experiencia muy diferente visitar estos sitios tan top prácticamente tú solo o junto con hordas de turistas.
Iglesia de Hof
Después de tanto subidón por visitar sitios tan épicos, toca una visita breve y tranquila a la iglesia con tejado de turba de Hof.
Tras unos 40 minutos de conducción en dirección oeste llegamos a esta pequeña iglesia tradicional que parece sacada de un cuento de hadas, ya que tiene un aspecto muy cuqui y sobre su tejado de turba crece la hierba.
Está construida en madera y turba y está rodeada de un pequeño cementerio todo cubierto de pequeños túmulos. ¡Muy curioso!
Tiene pinta de ser bastante antigua y llama la atención que por la parte delantera tiene una puerta y dos ventanas y por la parte trasera solo hay espacio para las dos ventanas, así que pensamos que tiene que tener los cimientos bajo tierra.
Vale la pena una parada rápida de 10 minutos para echarle un vistazo.
Glaciar Svínafellsjökull
Tras media hora más de conducción siguiendo la Ring Road hacia el oeste se llega al glaciar Svínafellsjökull, que es un glaciar al que te puedes acercar mucho a pie para admirarlo de cerca, ya que el resto de glaciares que habíamos visto durante el día había sido desde el coche y de lejos, desde la carretera.
Este glaciar se encuentra ya dentro del Parque Nacional de Skaftafell. Desde la Ring Road hay un entrador para un camino sin asfaltar que te lleva al parking del glaciar. Son 3 km de camino ancho pero muy pedregoso y con muchos baches. Como siempre, recomendamos optar por un 4X4 para vuestro viaje por Islandia para poder meteros sin problemas por caminos como este. Ya sabéis que nosotros optamos por un Dacia Duster 4X4 de Lotus Car Rental y estamos súper contentos con la experiencia, tanto con el coche como con la empresa de alquiler.
Desde el parking se puede recorrer a pie una especie de senda por el acantilado que bordea la laguna glaciar donde se asienta la inmensa extensión de hielo del glaciar Svínafellsjökull, a tan solo unos pocos metros de ti.
Ver el glaciar tan de cerca es impresionante. Además, es precioso con un intenso tono azulado. Vale la pena acercarse y dedicarle aunque sea un ratito, como nosotros, tal vez media horita, ya que empezaba a hacerse tarde, empezaría a anochecer pronto y todavía queríamos hacer un par de paradas rápidas más para avanzarnos algunas visitas cercanas que estaban planeadas para el día siguiente.
Nosotros solo subimos unos metros por la senda para tener buenas vistas y hacer algunas fotos bonitas. Sin embargo, si vais con más tiempo, tiene pinta de que la senda por el acantilado te permita hacer un buen trekking e incluso te permita en algún momento meterte dentro del glaciar.
Dos cosas os quiero decir sobre esto:
- Os recomiendo que llevéis buen calzado e incluso crampones para un trekking así, ya que simplemente en los pocos metros que recorrimos nosotros de la senda, ya había algunas zonas con hielo.
- ¡Mucho, pero mucho cuidado con los glaciares! Son preciosos y resultan tremendamente atractivos, pero adentrarse en uno es algo muy peligroso, ya que hay grietas en el hielo, hay partes que pueden vencer o agrietarse en ese momento, etc. Nunca se recomienda explorar un glaciar sin un guía experto, y hay varias empresas en la zona que se dedican especialmente a esto, como Icelandic Mountain Guides o Glacier Guides. Si os interesa pisar el glaciar, os recomiendo que contratéis una excursión con alguna de estas empresas. En muchos tours, además, se combina el paseo por el glaciar con la visita a una cueva de hielo. Si os contentáis con observar el glaciar muy de cerca pero «desde la barrera» o no tenéis demasiado tiempo, como era nuestro caso, una caminata por el acantilado que os comentamos es una excelente opción, porque a nosotros esto ya nos pareció una experiencia preciosa.
Skeidarársandur y el puente Skeidará
Antes de hablar de este sandur en concreto y de cómo se formó, veamos primero qué es un sandur. Los sandurs son planicies con aspecto desolado que se extienden por la costa sureste de Islandia y se forman por los sedimentos que arrastran los ríos glaciares desde las montañas o, de forma más espectacular, por desbordamientos que descienden hasta la costa y se derraman en inmensas llanuras.
Son zonas muy impactantes y nosotros lo llamábamos «la nada», así que os podéis hacer una idea de su aspecto desolador.
Una vez sabemos qué es un sandur, hablemos de este en concreto, el Skeidarársandur. Este es sin duda el más visible e impresionante, ya que abarca unos 40 km entre el campo de hielo y la costa y tiene entre 5 y 10 km de longitud: ¡es inmenso! Y lo único que abarca tu vista es una extensión enorme de tierra plana de un gris oscuro muy poco atractivo. «La nada».
Hablemos ahora de su origen y de su forma actual, porque me parece alucinante y, a la vez, muy representativa de la locura de país que es Islandia.
El sandur obviamente existe desde hace muchísimo tiempo, ya que es el resultado de la sedimentación, como ya he explicado, y se trata normalmente de un proceso lento.
En 1974 se construyó un puente de unos 900 metros de longitud para salvar parte de este inmenso sandur, el puente Skeidará, que pasó a formar parte de la Ring Road. Sin embargo, en 1996 se produjo una erupción glaciar (fenómeno llamado jökulhlaup en islandés) en Vatnajökull que causó una inundación y una avalancha tan tremendas que los enormes icebergs, algunos del tamaño de edificios de tres pisos, se llevaron el puente por delante. Para que os hagáis una idea (o no, porque estas cifras tan altas no son manejables en mi cabeza, al menos) durante esta inundación se liberaron 3 billones de litros de agua en apenas unas horas.
Por suerte, y de manera bastante increíble, ninguna persona resultó herida, gracias a la prevención y la monitorización del volcán Grímsvötn, causante de dicha avalancha debido a que entró en erupción.
Alucinante historia, ¿verdad? Pues bien, en este punto quedan unos pocos restos del puente Skeidará, que a día de hoy están todos grafiteados y tienen como telón de fondo las impresionantes montañas y glaciares de la zona, además de, por supuesto, el propio sandur. Podéis encontrarlo en Google Maps como «Skeidará Bridge Monument».
Es un bonito pero inquietante recordatorio de lo destructoras que pueden ser las fuerzas de la naturaleza.
Núpsstadur
Tras 25 minutos más de conducción hacia el oeste, llegamos a la granja tradicional Núpsstadur, que data de principios del S. XIX. Todas las construcciones de la granja (las casitas, los establos, la iglesia, etc.) tienen tejados de turba sobre los que crece hierba.
Esta granja está abandonada hoy en día, pero es propiedad privada, por lo que no se puede conducir por la granja en sí. Sin embargo, se puede dejar el coche en el entrador de la Ring Road y se baja caminando a la granja en 5 minutos.
Es un lugar como muy auténtico y bastante encantador, y vale la pena dedicarle un cuartito de hora, ya que se trata de una visita rápida, fácil y curiosa.
Una vez allí, fijaos también en las impresionantes montañas que enmarcan la granja, llamadas Lómagnúpur y de 767 de altitud. Se trata de montañas muy escarpadas y de formas curiosas que además están atravesadas por varias cascaditas y riachuelos que bajan desde la cima y, al tratarse de una zona con mucho viento, es posible que veáis el agua de las cascadas subir hacia el cielo en lugar de bajar hacia el suelo obedeciendo las leyes de la gravedad. ¡Súper curioso de ver!
Por último, tuvimos que retroceder hacia el este una media horita de conducción para llegar a nuestro alojamiento de este Día 10, el Hotel Skaftafell, justo a la entrada del Parque Nacional Skaftafell.
Con respecto a este alojamiento he de decir que lo pillamos únicamente por su ubicación, porque nos cuadraba perfectamente con nuestro planning y tampoco vimos mucha más variedad de alojamiento en la zona (sí que hay mucho camping para la temporada veraniega, pero en noviembre estaban cerrados).
Con la verdad por delante, el hotel no es gran cosa: ofrece habitaciones ultrabásicas y pequeñas, aunque sí tiene una zona común con bar bastante agradable donde puedes tomar algo y relacionarte con otros viajeros. El desayuno está incluido también, cosa que siempre se agradece.
Como siempre, más abajo os dejo una pequeña galería de fotos adicionales, y creo que este va a ser el enfoque de todos los posts de este viaje, ya que van a ser posts más cortos de lo habitual, puesto que solo cubren un día de viaje, pero al mismo tiempo, hay muchas cosas que os quiero enseñar, ya que todo en este país es tan sumamente fotografiable que es una pena dejar fotos fuera por falta de espacio en el post (podéis hacer clic en las imágenes para verlas en grande).
Y hasta aquí este post del Día 10 de nuestro roadtrip por Islandia de dos semanas en noviembre, un día sencillamente espectacular e inolvidable. En el siguiente post, el del Día 11, os contaré las diversas excursiones guays que hicimos y nuestra llegada a otra de las playas más famosas de Islandia, Reynisfjara, donde nos encontramos con un auténtico problemón: el imprevisible tiempo de Islandia. ¡No os lo perdáis, que os lo cuento todo muy prontito!
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2 Comments
Listas de 10
Hola!! Me ha encantado tu blog!! Estoy mirando para viajar a Vietnam 10 dias a finales de octubre-principios de noviembre. No se muy bien que zona visitar sobre todo por el tiempo, no quiero que nos haga demasiado frio y no se si en esa epoca el norte es buena opcion o no se si decidir segun lo que mas nos apetezca conocer y olvidarme del tiempo!!jeje Gracias de antemano!!
Débora
Hola! Me alegro mucho de que te guste el blog y muchas gracias por pasarte a comentar! Por desgracia, no hemos estado en Vietnam, así que no sabría qué decirte sobre lo que me comentas. Si quieres, te recomiendo un par de blogs de coleguitas que sé que sí han estado y le puedes echar un vistazo a sus posts sobre Vietnam y preguntarles a ellos directamente, que seguro que te pueden ayudar mejor que yo. Ahí van: Modo Traveller (http://modotraveller.com) y Los viajes de Héctor (https://www.losviajesdehector.com/). Espero que encuentres la información que buscas, que la que está cayendo pase pronto para que todo vuelva a la normalidad y que el viaje vaya muy bien 🙂 Saludos viajeros!