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Islandia en noviembre – Día 3 – Península de Snaefellsnes

¡Hola, viajer@s!

Estoy muy contenta de empezar a escribir ya sobre el Día 3 de nuestra ruta de 2 semanas por Islandia en noviembre, ya que este día empieza el verdadero roadtrip… ¡y tenía muchas ganas de empezar ya con la «chicha buena»! 😂

Por ahora llevo ya publicados 3 posts sobre este viaje, para que os ubiquéis: un post introductorio con información útil que debéis saber antes de viajar a Islandia; el post del Día 1 del viaje en el que os cuento nuestra llegada, nuestra visita a la impresionante Laguna Azul y nuestra primera toma de contacto con Reikiavik; y el post del Día 2, que dedicamos íntegramente a la capital.

Así que vamos allá con el Día 3, en el que empieza el roadtrip de verdad, empieza la aventura, empieza lo bueno 😊 El plan para este Día 3 era recorrer la península de Snaefellsnes, ubicada al noroeste de Reikiavik.

Aquí abajo os dejo un mapa con el recorrido de este Día 3:



Dirección del roadtrip

Antes de empezar a relataros todo lo que hicimos durante este Día 3, hay un detalle que vale la pena comentar, y este es la dirección del viaje para recorrer Islandia en un roadtrip, ya que, al tratarse de una ruta más o menos circular siguiendo la Ring Road, se puede hacer en el sentido de las agujas del reloj o en el sentido contrario. Nosotros optamos por hacerlo en el sentido de las agujas del reloj, principalmente por dos motivos:

  • porque lo que más fama tiene y lo que más expectativas genera es la zona del Círculo Dorado y del sur de la isla, así que preferimos dejarlo para el final del viaje para poder disfrutar del resto de la isla sin comparaciones con la «zona famosa».
  • porque al final del viaje es cuando los días iban a ser más cortos y decidimos que viajar hacia el oeste esos últimos días iba a ser mejor.

Otro punto a tener en cuenta es que, especialmente en la zona sur de la isla, que es la más turística, si vais en el sentido de las agujas del reloj como hicimos nosotros, vais a estar haciendo las visitas en la dirección contraria a los buses de tours organizados que salgan de Reikiavik, lo cual puede hacer que os encontréis con menos gente y, sobre todo, que no coincidáis a lo largo del día con el mismo bus haciendo el mismo recorrido en el mismo sentido, cosa que nos ha pasado en otros viajes y es bastante frustrante. Este truco puede hacer que en invierno estéis en los puntos más famosos y visitados de Islandia prácticamente sol@s.

Una vez aclarado este punto y explicado por qué nuestro destino fue la península de Snaefellsnes después de Reikiavik, ya que se encuentra al noroeste de la capital y así empezábamos nuestro roadtrip en el sentido de las agujas del reloj, vamos a empezar la ruta de este Día 3 que tanto me apetece contaros.

Nuestro querido Dacia Duster de Lotus Car Rentals frente al bonito faro Svörtuloft
Nuestro querido Dacia Duster de Lotus Car Rentals frente al bonito faro Svörtuloft

Recorriendo la península de Snaefellsnes

Un poquito de información sobre la península de Snaefellsnes

De la península de Snaefellsnes se suele decir que ofrece lo más destacado de la naturaleza de Islandia en miniatura y concentrado en un espacio relativamente pequeño. Y no podría estar más de acuerdo: ¡Snaefellsnes tiene de todo, oiga! Playas de arena negra azotadas por el viento, volcanes, glaciares, acantilados, campos de lava, aldeas encantadoras… Suena bien, ¿no? ¡Y todo a un tiro de piedra de Reikiavik!

Sin embargo, como para visitar la península de Snaefellsnes hay que desviarse de la carretera de circunvalación o Ring Road, muchos turistas, por falta de tiempo, la descartan directamente (¡error!) y otros muchos hacen viaje de ida y vuelta en el mismo día desde Reikiavik sin ni siquiera hacer noche en la península de Snaefellsnes (¡otro error!), quedándose la excursión muy corta, ya que son 2 horas y pico de conducción en cada sentido con respecto a la capital.

La península de Snaefellsnes tiene encantos suficientes para ocuparos perfectamente el día entero, e incluso dos, mucho mejor, y se merece más que una escapada rápida desde Reikiavik, ya os lo digo. El mínimo, mínimo es lo que hicimos nosotros: dedicarle un día entero saliendo de la capital bien prontito por la mañana, recorrer la península y pasar la noche aquí para no perder tiempo teniendo que volver a Reikiavik y poderle dedicar ese tiempo extra a la península, porque ella lo vale.

Teletransportada a la Tierra Media como por arte de magia
Teletransportada a la Tierra Media como por arte de magia

Conducción desde Reikiavik

Como os comentaba, salimos de Reikiavik prontito por la mañana, cuando todavía era de noche, sobre las 8:30 de la mañana, para avanzar con la conducción e intentar aprovechar las horas de luz al máximo.

Cargamos nuestro Dacia Duster 4X4 de Lotus Car Rental con todas nuestras maletas y emprendimos el camino hacia el noroeste.

En nuestro caso, era lunes por la mañana, así que había un tráfico considerable para salir de la ciudad, aunque una vez salimos de Reikiavik, la conducción fue prácticamente en solitario (y así seguiría durante todo el resto del viaje, una maravilla).

El estado de la Ring Road era bueno y, una vez la abandonamos para desviarnos en dirección a Snaefellsnes, el estado de las carreteras que seguimos usando (54 y 56) también lo era.

El paisaje era interesante, sin llegar todavía a ser espectacular (eso vendría más adelante en el día, una vez ya en la península de Snaefellsnes): bordeamos y atravesamos varios fiordos, se veían montañas con las cimas nevadas a lo lejos, había amplias extensiones de prado con tonos pajizos en esta época del año, vimos caballos y ovejas en los campos, bordeamos lagos, vimos riachuelos e incluso alguna pequeña cascadita. Todo muy mono, transmitiendo mucha paz.

La conducción desde Reikiavik hasta la primera parada de nuestra ruta, Kirkjufell, era de unas 2:20 h. Tened en cuenta que en Islandia la velocidad máxima permitida es de 90 km/h, aunque algunos tramos son a 70 km/h, así que las distancias, aunque no parezcan demasiado grandes, pueden hacerse largas por este motivo, aunque también es verdad que el paisaje desde luego contribuye a que todo sea mucho más ameno. Este y otros datos sobre la conducción en el país os contará Félix en un post que os tiene preparado sobre cómo conducir en Islandia.

El paisaje de camino a la península de Snaefellsnes
El paisaje de camino a la península de Snaefellsnes


Kirkjufell

Nuestra primera parada, ya en la península de Snaefellsnes era la montaña Kirkjufell, y era además una de las cosas que más ganas teníamos de ver de esta zona.

Se trata de una montaña de 463 metros con una forma peculiar que se hizo famosa por aparecer en la serie Juego de Tronos. A día de hoy es uno de los lugares más fotografiados de Islandia, y eso es mucho decir, pero la verdad es que es un sitio precioso, y si además le unes la dimensión friki de haber aparecido en una de las series más famosas de la historia, pues ahí lo tenéis.

La inigualable montaña Kirkjufell vista desde la carretera
La inigualable montaña Kirkjufell vista desde la carretera

En la serie se la describe como «una montaña en forma de punta de flecha», y es una descripción muy apropiada. Aquí abajo os dejo el fragmento de Juego de Tronos donde aparece, en la temporada 7; en esta ocasión estaba nevada, mientras que nosotros la vimos sin nieve.

Nosotros, por desgracia, tuvimos muuuy mala suerte ya que justo llegamos a Kirkjufell en el momento que más llovió y más viento hizo de todo el puñetero día, y eso nos limitó bastante a la hora de disfrutar de esta visita, y la verdad es que nos dio mucha rabia porque, como ya he comentado, estábamos ilusionados con Kirkjufell.

Muy cerca de la montaña Kirkjufell hay una pequeña cascadita llamada Kirkjufellfoss y hay justo un punto, una especie de mirador donde se puede ver (y capturar en foto), la cascadita con la montaña de fondo, y eso mola mucho.

Nosotros pusimos en el GPS directamente Kirkjufellfoss y aparcamos en el parking de la cascada. Básicamente, la carretera por la que llegas, la 54, pasa por en medio de las dos cosas, con lo que la cascada queda a la izquierda y la montaña a la derecha.

Desde el mismo parking y desde la carretera ya se puede fotografiar Kirkjufell perfectamente, pero para llegar al mirador del que os hablaba antes, os tenéis que dirigir hacia la izquierda, atravesando el parking, y subir caminando la rampita habilitada (5 minutos de caminata hacia arriba) para llegar a la cascada y al mirador.

Kirkjufell, la montaña con forma de punta de flecha, famosa por salir en Juego de Tronos
Kirkjufell, la montaña con forma de punta de flecha, famosa por salir en Juego de Tronos

Además de con el tiempo, tuvimos mala suerte también con el momento en el que llegamos, ya que coincidimos con un par de buses, con lo que había mogollón de gente y el mirador es minúsculo, así que entre eso y la que estaba cayendo de lluvia fue todo un poco caótico. Aun así, conseguimos sacar (y que nos sacasen) alguna foto decente de este sitio tan top.

Por cierto, la carretera a los pies de Kirkjufell por la que llegamos, la 54, estaba justo en obras en ese tramo que pasa por debajo de la montaña, pero era perfectamente transitable.

Una vez ya nos habíamos quedado completamente empapados de arriba abajo por la lluvia, nos metimos en el coche y seguimos por la 54 hacia el oeste, hasta que descubrimos que un poco más adelante había otro mirador para ver la montaña desde otra perspectiva, a lo ancho en lugar de por la parte estrecha en forma de punta de flecha, y la verdad es que parece otra montaña completamente diferente.

Con un sabor algo agridulce después de esta visita que tanto nos apetecía y que no pudimos disfrutar al 100 %, seguimos nuestra ruta por la península de Snaefellsnes.

Frente a Kirkjufell, empapados pero felices
Frente a Kirkjufell, empapados pero felices

Cascada Svödufoss

Tras otros 20 minutos de conducción siguiendo la ruta hacia el oeste, hay un desvío a mano izquierda que indica la entrada para la cascada Svödufoss. Tras aproximadamente un tramo de 1,5 km de carretera de tierra con baches (con 4X4 guay; con coche normal me imagino que regular), se llega a un parking desde donde se ve Svödufoss desde bastante lejos.

Es una parada rápida que no cuesta nada hacer, pero la verdad es que no es la cascada más espectacular de Islandia, ni mucho menos, y además se ve de lejos, con lo que no llegas a apreciar bien sus dimensiones.

Observando la cascada Svödufoss desde la distancia
Observando la cascada Svödufoss desde la distancia

Faro Svörtuloft

Nuestra siguiente parada, tras otros 20 minutos de conducción aproximadamente, era el faro Svörtuloft. Para ello, llegamos primero a la playa Skardsvík, donde paramos también brevemente para verla.

Esta playa es de arena dorada y tiene acantilados chulos con formaciones rocosas curiosas.

A partir de la playa, hay como 3,5 km hasta llegar al faro por un camino de tierra/piedra volcánica.

¡El faro en sí es chulísimo! Está pintado de un color naranja muy vivo y destacaba mucho frente al cielo tirando a plomizo que teníamos.

El llamativo faro de Svörtuloft alegra la foto hasta en un día gris como el que tuvimos
El llamativo faro de Svörtuloft alegra la foto hasta en un día gris como el que tuvimos

Pero a pesar de que el faro mola mil, con lo que más flipamos fue con el mirador que hay frente al faro, que da a toda una serie de acantilados espectaculares sobre los que rompen las olas de una forma que da miedito y todo. ¡Impresionante la fuerza del mar en este punto! Vale la pena dedicarle un ratito a esta parte de la costa porque es absolutamente fantástica, y ver romper las olas con esa fuerza, con el agua sobrepasando de mucho la altura de los acantilados, la verdad es que es alucinante.

Las enormes olas azotando los acantilados frente al faro Svörtuloft
Las enormes olas azotando los acantilados frente al faro Svörtuloft

Cráter de Saxhöll

La siguiente parada era el cráter de Saxhöll, que por cierto, nos encantó 🤩 .

Conforme te vas acercando con el coche, bajando hacia el sur de la península por la carretera 574, ya ves claramente que la forma que tiene no es la forma de una montaña normal: es claramente un cráter. De hecho, este volcán es el responsable de parte de los campos de lava que lo bordean, y eso es algo muy curioso de pensar cuando lo tienes ahí delante: todo esto de aquí fuera ha salido de ahí dentro.

¡Hacia el cráter!
¡Hacia el cráter!

Hay un parking a los pies del cráter y hay toda una serie de escaleras (¡hay unas cuantas!) que van bordeando la ladera y te permiten subir a la cima, al mismísimo borde del cráter, desde donde puedes tanto asomarte a lo que es el agujero del cráter como alucinar desde las alturas con las vistas que lo rodean.

Se pueden ver los campos de lava, resultado de los estragos que en algún momento causó tanto este cráter como muchos de los que lo rodean, el glaciar Snaefellsjökull y otro montón de cráteres similares al que en ese momento tenemos bajo nuestros pies. Estamos en pleno Parque Nacional de Snaefellsjökull, lugar que, por cierto, según Julio Verne, es la entrada al centro de la Tierra en su obra Viaje al centro de la Tierra. Lo inmortaliza con esta críptica frase:

«Desciende el cráter del Yocul de Sneffels, que la sombra del Scartaris acaricia, antes de las calendas de julio, audaz viajero, y llegarás al centro de la Tierra».

Una visita más que recomendable, ya que no todo el mundo puede decir que se ha asomado a un cráter de volcán (nosotros hasta ese momento no podíamos) ni que ha descubierto cuál es la entrada al mismísimo centro de la Tierra.

En el borde del cráter de Saxhöll, y con el glaciar Snaefellsjokull al fondo
En el borde del cráter de Saxhöll, y con el glaciar Snaefellsjokull al fondo

Playa de Djúpalónssandur

Tras un cuartito de hora más de conducción, llegamos a Djúpalónssandur, nuestra primera playa de arena negra ❤️

Se llega a un parking muy majo con servicios y todo (aunque en invierno están cerrados y te informan en un cartel de que los más cercanos están en Malarrif, que alegremente era nuestra siguiente parada).

Al nivel del parking hay un mirador desde donde se puede ver la playa desde arriba, que está muy bien, pero yo os recomiendo muy mucho que bajéis a ver y a tocar esa arena negra.

Djúpalónssandur vista desde el mirador
Djúpalónssandur vista desde el mirador

Hay un caminito que baja hasta la playa (5-10 minutos caminando) y ya de por sí el recorrido de este camino es alucinante, con formaciones rocosas súper extrañas, entre pilares de roca cubiertas de musgo y de colores muy vivos, etc. Parece un paraje sacado de El Señor de los Anillos, en serio.

Caminito de bajada a Djúpalónssandur, ¡alucinante!
Caminito de bajada a Djúpalónssandur, ¡alucinante!

Y entonces llegas a la playa. Y entonces te das cuenta de que la arena negra no es arena, sino pequeñas piedrecitas o cantos rodados, todos de color negro por el tipo de terreno volcánico de la zona. Y entonces ves que todo eso que veías antes desde el mirador en la arena de un color como rojizo son los restos de la trainera inglesa Eding, que naufragó en esta costa en 1948 y que los trozos de metal retorcidos y oxidados están repartidos por toda la playa. Y entonces ves los farallones y formaciones rocosas en un extremo de la playa (una iglesia élfica y una «kerling» o mujer troll), envueltos en la niebla y en el vapor de agua de las olas que las embisten, y ya la acabas de flipar. Y entonces te das cuenta de que Islandia ya te ha atrapado para siempre 🖤

Para rematar, al fondo de la playa hay dos lagos de agua salobre entre las formaciones rocosas extrañas que bordean el caminito de bajada.

Es un lugar sencillamente espectacular, de los que te dejan con la boca abierta, de los que no has visto ningún otro ni remotamente parecido: tan desolado, tan épico, tan evocador, tan remoto. Sin palabras te deja, en serio.

Alucinada con la belleza de Djúpalónssandur
Alucinada con la belleza de Djúpalónssandur

A estas alturas del día ya estábamos mirando el reloj y sufriendo porque nos íbamos a quedar sin luz dentro de poco, y nuestra visita a la playa de Djúpalónssandur tuvo que ser mucho más breve de lo que tendría que haber sido y de lo que claramente se merece, porque todavía nos quedaban visitas por hacer. Así que mi recomendación es esta: id con tiempo, porque vale la pena y lo vais a querer aprovechar en la playa. Yo, si volviese (que me iría para allá mañana mismo) a esta playa le dedicaría un mínimo-minimísimo de 1 hora para poder recorrerla en condiciones y poderle sacar fotos a todos los rincones, porque es ultra-mega fotogénica, y ahora veo mis fotos y me parecen pocas 😢

Tened en cuenta, sin embargo, que las playas de Islandia son muy traicioneras, y las olas son, de hecho, mortíferas. Entran a la playa con muchísima fuerza, y se retiran también con mucha fuerza, así que si estáis muy cerca de la orilla, os pueden arrastrar mar adentro. Que una ola llegue hasta cierto punto de la orilla no quiere decir que la siguiente no pueda llegar 20 metros más adentro, así que id con cuidado y no dejéis que la belleza de la playa os nuble los sentidos.

Si vais con tiempo y sois de caminar, desde aquí empiezan un par de caminatas, una de 1,5 km y otra de unos 6 km hasta Malarrif. Como ya os he comentado, no era nuestro caso, ya que íbamos fatal de tiempo, pero seguro que son paseos alucinantes y que las vistas son lo más.

Haciendo un poco el tonto en Djúpalónssandur
Haciendo un poco el tonto en Djúpalónssandur

Malarrif

Muy a nuestro pesar, tuvimos que poner rumbo a la siguiente parada, el faro de Malarrif, a tan solo 10 minutos en coche.

Se trata de un faro de un tono gris muy poco llamativo en comparación con lo chulo que era el de Svörtuloft, pintado de un naranja tan vivo, pero sí que es verdad que tiene forma como de cohete y es curioso por eso.

Efectivamente, como se indicaba en el parking de Djúpalónssandur, aquí hay baños abiertos 24 horas todos los días del año, así que genial.

El faro de Malarrif con su forma de cohete espacial
El faro de Malarrif con su forma de cohete espacial

Desde el faro se puede caminar 1 km hacia el este, junto a los acantilados, hasta llegar a los pilares rocosos de Lóndrangar (un cráter erosionado) que se erigen como agujas. Dato interesante: los lugareños afirman que los elfos utilizan estas formaciones rocosas como iglesia.

Nosotros no pudimos ni acercarnos a ver los pilares rocosos y nos conformamos con verlos desde lejos. Otra cosa que me da pena: ojalá hubiésemos tenido un par de horitas más de sol para disfrutar mejor de toda esta zona del extremo sur de la península de Snaefellsnes, porque es súper mágica, pero la tuvimos que ver con prisas porque íbamos corriendo en contra de un atardecer inexorable.

Los impresionantes pilares rocosos de Lóndrangar
Los impresionantes pilares rocosos de Lóndrangar

Arnarstapi

Por suerte, los atardeceres, al igual que los amaneceres, son eternos en esta época del año: desde que empieza a oscurecer hasta que es noche cerrada igual pasa una hora, así que aún nos dio tiempo de hacer las últimas visitas de la jornada mientras iba lentamente haciéndose de noche.

Arnarstapi es una pequeña aldea con casitas de verano ubicada entre las aguas árticas y los pilares de dos campos de lava cercanos.

Pequeña como es, tiene varias cositas interesantes que ver, por ejemplo, el enorme monumento tipo troll que rinde homenaje a Bárdur, un espíritu guardián de la región y personaje principal de una saga local. Mola muchísimo esta escultura-construcción, la verdad es que es impresionante y transmite mucha magia.

Venerando al espíritu guardián Bárdur
Venerando al espíritu guardián Bárdur

Desde el mismo parking de este monumento se puede ir caminando hasta un mirador para ver los acantilados de la zona y… ¡guau! De nuevo, nos pareció realmente impresionante la fuerza del mar y la forma y la violencia con la que rompía sobre los acantilados, que tienen formas preciosas, como de pilares sucediéndose y perdiéndose en la niebla.

Simplemente WOW
Simplemente WOW

Siguiendo los acantilados hacia la izquierda llegamos a otro mirador, desde donde podemos ver el impresionante Gatklettur, un arco de roca en medio del mar que recibe estoicamente las incesantes embestidas de las olas.

De camino a nuestro hotel todavía pudimos ver desde el coche una cascada llamada Bjarnarfoss, que seguro que es chula de ver con luz y con tiempo 😅

El arco Gatklettur en todo su esplendor
El arco Gatklettur en todo su esplendor


Dónde dormir en la península de Snaefellsnes – Hótel Búdir

Una vez subimos al coche después de ver la costa de Arnarstapi y de pasar por Bjarnarfoss, nos dimos toda la prisa posible para intentar llegar a nuestro hotel cuando aún quedase algo de luz para poder fotografiarlo en unas condiciones mínimamente buenas.

Y la verdad es que llegamos en la llamada «hora azul», ese momento en el que desde luego no es de día, pero tampoco es noche cerrada, y todo adquiere un tono azulado precioso, así que bueno, podría haber sido peor.

Nos dirigimos directamente a la pequeña capilla de Búdir, que se encuentra literalmente en medio de la nada, pasando por delante de la puerta de nuestro hotel.

Su principal atractivo es que está pintada íntegramente de negro, con las puertas y las ventanas blancas, así como el hecho de que está totalmente aislada del mundo. Tiene un minúsculo cementerio y está bordeada por una pequeña pared de piedra. Otro lugar sumamente fotogénico y otra visita top y rápida de la península de Snaefellsnes.

La capilla de Búdir es muy fotogénica
La capilla de Búdir es muy fotogénica

Finalmente, llegamos a nuestro alojamiento, el Hótel Búdir. Se trata de una enorme mansión, a solo un minuto de la capilla, pero también en medio de la nada, y no se puede describir de otra manera que no sea «espectacular«.

Se trata de un hotel rústico pero elegante, con un aire antiguo y campestre y con un ambiente realmente acogedor. Después de que la lluvia, el viento y el frío nos hubiesen acompañado a lo largo de todo el día, fue una gozada poder descansar en un lugar que desprendiese tanta calidez. El trato, además, fue estupendo, igual de cálido que el aspecto del hotel.

El Hótel Búdir y su espectacular ubicación, con la pequeá capilla al fondo
El Hótel Búdir y su espectacular ubicación, con la pequeá capilla al fondo

Nuestra habitación era amplia, muy cuidada y acogedora, con mobiliario de madera maciza con solera y con unas vistas de las que nos hubiese encantado poder disfrutar más si hubiésemos tenido luz para ello, ya que dan tanto al mar como a las montañas.

Pero lo que de verdad nos encantó fue el ambiente de las diferentes zonas comunes del hotel, tanto en el primer piso, donde estaba nuestra habitación, como en la planta baja, en la zona del bar.

Se trata de diferentes zonas de descanso repletas de sofás y butacones, con chimeneas, antigüedades y todo tipo de curiosidades que no te cansas de observar, a la luz cálida de las velitas encendidas que hay por todos lados. Son zonas que te incitan a sentarte con un libro, taparte con una mantita y a tomar algo tranquilamente y sin prisas.

Nos encantó nuestra habitación del Hótel Búdir
Nos encantó nuestra habitación del Hótel Búdir

Y más o menos eso es lo que hicimos, dentro de nuestras posibilidades: nos bajamos al agradable bar de recepción, nos acomodamos en uno de los sofás con una cervecita artesanal local cada uno y nos dedicamos a ultimar detalles para la ruta del día siguiente, a tomar notas sobre la ruta de ese día (que me están viniendo de maravilla para escribir ahora este post 😉 ) y a relajarnos en general.

De hecho, yo diría que este hotel es perfecto para eso: para desconectar, relajarse y descansar. Tiene la ubicación perfecta para ello, sin nada que te moleste o te agobie alrededor: ahí estás simplemente tú con la naturaleza. Nos pareció un remanso de paz después de la locura de día que llevábamos, corriendo de un lado para otro y pendientes de la hora del atardecer constantemente, y es que este sitio está hecho para eso, para olvidarte de las preocupaciones y dejar el tiempo pasar tranquilamente.

La acogedora zona de descanso del primer piso del Hótel Búdir
La acogedora zona de descanso del primer piso del Hótel Búdir

La ubicación también es ideal como base para explorar la península de Snaefellsnes, tanto si vuestro plan es bordearla como nosotros en un día, ya que si hacéis el recorrido en el mismo sentido y orden en el que lo hicimos nosotros, el Hótel Búdir os queda justo al final de la ruta de Snaefellsnes, esperándoos con los brazos abiertos, tal y como nos recibió a nosotros; como si vuestro plan es pasar más de una noche en esta península (buen plan, ya os lo digo yo), ya que en poco tiempo os podéis plantar en cualquier punto de Snaefellsnes y seguir con vuestra ruta.

Otro punto muy positivo que tiene el hotel es que es un lugar totalmente ideal para ver la aurora boreal, ya que al encontrarse tan aislado de todo, no hay nada de contaminación lumínica y eso os puede ayudar muchísimo si vuestro plan es cazar la deseada aurora. No os preocupéis, que si necesitáis información sobre todo el tema de las auroras, Félix está preparando un post especial con un montón de datos útiles sobre cómo cazarla.

Detalles súper chulos en el Hótel Búdir
Detalles súper chulos en el Hótel Búdir

Se trata sin duda de un hotel diferente, con personalidad propia y de los que no se olvidan fácilmente. Sin duda lo recomendamos y sin duda volveríamos a alojarnos aquí si volviésemos a la península de Snaefellsnes (que, sinceramente, esperamos que sí, algún día 😍 ).


Y hasta aquí mi relato de este Día 3 de nuestro roadtrip por Islandia de dos semanas en noviembre: un día tan intenso, tan alucinante y tan absolutamente memorable que he disfrutado como una niña simplemente repasando las fotos y escribiendo sobre él para vosotr@s. ¿Os imagináis, entonces, lo que es vivirlo? ¿Os animáis a hacerlo? 😉

Como siempre, más abajo os dejo una pequeña galería de fotos adicionales, y creo que este va a ser el enfoque de todos los posts de este viaje, ya que van a ser posts más cortos de lo habitual, ya que solo cubren un día de viaje, pero al mismo tiempo, hay muchas cosas que os quiero enseñar, ya que todo en este país es tan sumamente fotografiable que es una pena dejar fotos fuera por falta de espacio en el post (podéis hacer clic en las imágenes para verlas en grande).

Estad atent@s al siguiente capítulo, ya que en el Día 4 nos dirigimos ya hacia el norte de la isla y hay varios lugares muy, muy chulos que estoy deseando enseñaros. ¡Os lo cuento todo muy pronto!

Vistas de otro cráter desde la cima del cráter Saxhöll
Vistas de otro cráter desde la cima del cráter Saxhöll
Flipando con esas formaciones rocosas de Djúpalónssandur
Flipando con esas formaciones rocosas de Djúpalónssandur
Félix "tomando el sol"
Félix «tomando el sol»
¿Quién diría que esto es un playa? Pues lo es, se llama Djúpalónssandur y es preciosa
¿Quién diría que esto es un playa? Pues lo es, se llama Djúpalónssandur y es preciosa
¡Que viene la ola!
¡Que viene la ola!
La capilla de Búdir con su pequeño cementerio al fondo
La capilla de Búdir con su pequeño cementerio al fondo
La bonita capilla de Búdir, totalmente aislada de mundo
La bonita capilla de Búdir, totalmente aislada de mundo
Nuestra bonita habitación en el Hótel Búdir
Nuestra bonita habitación en el Hótel Búdir
Perspectiva diferente de nuestra habitación del Hótel Búdir
Perspectiva diferente de nuestra habitación del Hótel Búdir
Estudiando la ruta del día siguiente en la zona de descanso del Hótel Búdir
Estudiando la ruta del día siguiente en la zona de descanso del Hótel Búdir
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