Islandia en noviembre – Día 5 – Zona norte central

¡Hola, viajer@s!

Hoy sigo relantándoos nuestro roadtrip por Islandia de dos semanas en noviembre, y os presento el Día 5 de dicha aventura, después de haber publicado ya varios posts al respecto: un post introductorio con información útil que debéis saber antes de viajar a Islandia; el post del Día 1 del viaje en el que os cuento nuestra llegada, nuestra visita a la impresionante Laguna Azul y nuestra primera toma de contacto con Reikiavik; el post del Día 2, que dedicamos íntegramente a la capital; el post del Día 3, en el que exploramos la bonita península de Snaefellsnes; y el post del Día 4, en el que desde Snaefellsnes nos dirigimos ya hacia el norte de la isla.

Este Día 5 está repleto de experiencias súper guays, llegamos ya a una de las zonas que más ganas teníamos de conocer (Mývatn) y empezamos a tocar nieve, así que preparaos que se avecina buen post sobre la zona norte central de Islandia.

Aquí abajo os dejo un mapa con la ruta del Día 5 y, sin más dilación, ¡vamos allá con toda la info buena!

La zona norte central de Islandia

Como os comentaba en mi post anterior sobre el Día 4, estábamos alojados en las bonitas casitas de madera de Hestasport Cottages, en la población de Varmahlíd.

Nos despertamos prontito, desayunamos tranquilamente en nuestra cabaña con todo lo que llevábamos nosotros de nuestra compra en súper y, todavía siendo de noche, salimos ya para nuestra primera parada del día: Sundlaugin á Hofsósi.

Sundlaugin á Hofsósi

Sundlaugin á Hofsósi fue el punto más septentrional que llegamos a tocar en Islandia durante todo el viaje, ya que se encuentra a 40 minutos en coche desde Varmahlíd en dirección norte, adentrándonos en la montañosa península de Tröllaskagi, o península de los Trolls.

Sundlaugin á Hofsósi significa literalmente la «piscina de Hofsós«, con lo cual efectivamente estamos hablando de una visita a una piscina, y esta se encuentra en la población de Hofsós. Pero, ¿qué tiene de especial esta piscina municipal de agua termal calentita? Pues su excelente ubicación, literalmente a orillas del fiordo Skagafjördur, que le brinda unas vistas espectaculares del fiordo y de las montañas nevadas que lo rodean. Y está tan a orillas del fiordo que casi tiene efecto infinity pool. Brutal.

Además, se trata de la piscina municipal, así que la entrada a esta maravilla solo vale 1000 ISK (unos 7 euros). Eso sí, no te dan toallas, ni chanclas ni nada, hay que traerlo todo.

No se trata de un gran complejo como la Laguna Azul (podéis leer sobre nuestra visita a la Laguna Azul en el post del Día 1), sino simplemente de una piscina de tamaño bien, una piscinita pequeñita tipo jacuzzi y su súper ubicación. Sinceramente, no nos hizo falta mucho más para disfrutar como enanos de esta pedazo de visita.

Como en noviembre amanece tan tarde y llegamos a la piscina cuando todavía era de noche, pudimos disfrutar del baño primero de noche con la luna llena y además estando nosotros solos, y después del posterior amanecer. La piscina está iluminada desde el interior del agua cuando es de noche, así que el efecto es chulísimo en medio de toda la oscuridad. Y cuando empieza a amanecer y puedes empezar a distinguir todo el paisaje maravilloso que te rodea, eso ya es una auténtica pasada.

Se trata de un lugar muy fotogénico, muy especial y difícil de olvidar. Es un lugar único. Sundlaugin á Hofsósi es una visita que, si pasáis por el norte de Islandia, no podéis dejar de hacer.

Un pequeño plus (como si le hiciese falta) es que en los acantilados que bordean la piscina podéis encontrar bastantes columnas basálticas, tan abundantes en toda la isla. Recurro de nuevo a la Wikipedia para dejaros una descripción de lo que son exactamente las columnas basálticas, aunque como una imagen vale más que mil palabras, a continuación os dejo también una foto 😉 . Según Wikipedia: «Las columnas basálticas (o columnata basáltica u órganos basálticos) son formaciones regulares de pilares más o menos verticales, con forma de prismas poligonales (predominando los hexagonales), que se forman por  fractura progresiva de la roca durante el enfriamiento relativamente lento de lava basáltica en algunas coladas, en chimeneas volcánicas o en calderas que no llegan a desbordarse o vaciarse repentinamente, por lo que su enfriamiento sucede in situ.» Es un proceso (y un resultado) también muy curioso.

Simplemente bajando a los acantilados bordeando el edificio de la piscina, llegaréis a la zona de las columnas basálticas, que son formaciones rocosas que a nosotros nos fascinan.

Del pueblo Hofsós poco más pudimos ver, ya que, para variar, íbamos con prisas, pero prácticamente en frente de la piscina podemos encontrar también una de esas encantadoras iglesias de madera tradicionales islandesas.

A esta visita le dedicamos tal vez unas dos horas, entre cambiarnos, disfrutar de la piscina, ducharnos, arreglarnos y visitar los acantilados. Íbamos con prisas porque a las 12 teníamos otra actividad programada, para la cual teníamos que volver a Hestasport. ¿Qué será, será?

Paseo a caballo con Hestasport

Pues ha durado bastante poco el misterio 😂 Efectivamente, nuestra siguiente actividad era un paseo a caballo en unos preciosos caballos típicos islandeses, ya que Hestasport, aparte de ofrecer las cabañas para el alojamiento, también se dedican a ofrecer rutas a caballo.

Nosotros nos animamos con la ruta llamada Viking Ride, de 1,5 horas de duración y adecuada para los principiantes como nosotros (yo, personalmente, no me había subido a un caballo en mi vida).

Los establos con los caballos están como a 2 km de distancia tanto de las cabañas como de recepción, pero en recepción te dan un mapa muy fácil de seguir y se llega en seguida a los establos.

Allí nos estaba esperando nuestra guía, Janine, una chica jovencita alemana majísima que casualmente hablaba español.

También estaban preparados nuestros caballos: Marsipan para Félix, y Fidla, que era una yegua, para mí. Según nos explicó Janine, da mala suerte montar un caballo del que no te aprendes el nombre, y además es una cuestión de respeto hacia tu montura. Marsipan era chulísimo, a manchas enormes blancas y marrones, mientras que de Fidla me encantaba su flequillo rubio, su larga cola también de este color y su pelaje tirando a anaranjado. Eran los dos preciosos 🤩 .

Los caballos de raza islandesa son por lo general pequeños, robustos y muy peluditos. Los islandeses están muy orgullosos de estos caballos de raza pura y los adoran, y la verdad es que no es para menos.

Antes de montar y de todas las explicaciones, Janine nos buscó un casco adecuado para cada uno y también nos ofreció un mono para vestir, pero nosotros ya íbamos bastante abrigados y consideramos que no nos hacía falta.

A continuación llegó el momento de las explicaciones: Janine nos enseñó con su caballo, Minni, como subir y cómo bajar del animal, como coger las riendas, y las señales que hay que hacer con ellas para que el caballo gire a izquierda y a derecha, así como para que pare y para que acelere el paso. La verdad es que (al menos en la teoría) es todo bastante sencillo.

Por defecto, además, los caballos están bastante acostumbrados a seguir al caballo de la guía, pero no olvidemos que, al fin y al cabo, son animales, y cada uno tiene su personalidad, así que alguno puede tener tendencia a intentar adelantar porque no le gusta ir el último, de repente pueden acelerar el paso simplemente porque les apetece, etc. Pero todo esto hace que la experiencia sea más divertida 😃.

El momento de subir fue gracioso, y al final Janine me tuvo que acercar una especie de escalerita para ayudarme, ya que desde el suelo mismo no se me estaba dando bien. Yo creo que era porque, a pesar de que nos dijo que nos teníamos que agarrar de la crin del caballo para hacer fuerza al subir y que no nos preocupásemos porque no les iba a doler, ya que no tienen terminaciones nerviosas en esa zona y no sienten dolor aunque estires con fuerza, aun así daba un poquillo de cosa e inconscientemente intentas no tirar muy fuerte para que no les duela…

En fin, que acabamos subiendo y llegó el momento de arrancar y empezar a andar. Y, oye, ningún problema, ¿eh? Vas acompañando un poco con el cuerpo el movimiento del caballo, ellos por lo general van tranquilitos, aunque de vez en cuando se emocionan un poco y aceleran, como ya he dicho y, bueno, puedo decir que en general, me resultó más fácil y menos acojonante de lo que me esperaba, así que genial.

La ruta constó de un amplio paseo por los alrededores de la granja, por caminos por los que generalmente no pasan coches y también por algunos tramos a campo través. Los paisajes y las vistas son preciosos: montañas nevadas de fondo, ríos, cascadas, etc.

El terreno en general es irregular, pero los caballos tienen un paso muy seguro y simplemente hay que tener en cuenta que al bajar cuestas hay que inclinar el cuerpo hacia atrás para mantener bien el equilibrio y, al subir, pues al contrario: hay que inclinarse un poco hacia delante.

Hay algunas partes del recorrido llamadas «la zona de aventuras» en las que se bordea la ladera de una montaña por una estrechísima senda elevada, donde parece imposible que un caballo tan grande quepa en un sendero tan mínimo, pero los caballos van súper seguros y contentos, a pesar de que hay una caída considerable a un riachuelo desde la altura a la que estamos. Simplemente hay que confiar en el caballo y punto: ningún problema, en serio. Os aseguro que no me sentí insegura en ningún momento ni pasé nada de miedo.

Cuando ya hacía un buen ratito que montábamos y ya íbamos un poco más sueltos, Janine nos propuso probar un paso especial de los caballos islandeses, llamado tölt, que es un poco más rapido y animado que el paso normal que estábamos llevando hasta el momento, y la verdad es que fue muy guay y muy divertido.

Especialmente si vais en invierno, os recomiendo que vayáis bien abrigad@s para esta actividad, ya que dura un buen ratito y obviamente es a la intemperie. Nosotros íbamos súper abrigados y aun así tuvimos muchísima suerte con el tiempo, ya que, aunque hacía frío, el día estaba totalmente despejado, hacía un sol precioso y no hacía ni pizca de viento. En condiciones difíciles de viento y lluvia tal vez se hace algo más durillo, y tal vez en ese caso sí que nos hubiese tocado aceptarle a Janine esos monos que nos ofreció para ponernos encima de nuestra ropa.

He de decir que fue una experiencia muy divertida, algo totalmente nuevo para mí y que recomendaría mucho a quien lo quiera intentar, aunque tengáis cero experiencia con los caballos, como era mi caso. Para mí, fue una experiencia más única, bonita e inolvidable que me llevé a casa desde Islandia.

Hestasport ofrece diferentes rutas a caballo para todo tipo de niveles de experiencia con los caballos, desde rutas cortas para principiantes como la nuestra, hasta rutas de varios días para auténticos profesionales, con un montón de opciones intermedias. Echadle un vistazo a su página, donde está todo detallado.

Para esta actividad contad un par de horas, ya que aunque este recorrido en concreto es de 1,5 h, entre llegar, explicaciones, elección de casco, etc., siempre puede alargarse un poco más.

Godafoss

Después de despedirnos de nuestros caballitos y de Janine, nos dirigimos a la siguiente parada del día, la impresionante cascada Godafoss, que se encuentra a 1:40 h de conducción desde Varmahlíd.

En esta ruta, más o menos a la altura de Akureyri (la segunda ciudad más grande de Islandia, que no pudimos visitar por falta de tiempo) se encuentra el único peaje del país. Se trata del túnel Vadlaheidi y, si habéis alquilado vuestro coche con Lotus Car Rental, como hicimos nosotros, os habrán explicado cómo pagar este peaje online: puedes hacerlo antes de atravesar el túnel o durante las 3 horas siguientes, poniendo la matrícula del coche, la fecha del trayecto y el número de tarjeta de crédito en la siguiente web: tunel.is. ¡Fácil y rápido!

Una vez en Godafoss, llegaréis a un amplio parking con restaurante y minigasolinera incluidos, y desde ahí hay una paseíto de 5-10 minutos hasta llegar a la cascada.

A mitad camino ya nos encontramos con un mirador desde donde se ve Godafoss desde la distancia y el río Skjálfandafljót, de unas aguas azules preciosas. Pero el segundo mirador es el bueno: desde ahí las vistas de la cascada son sencillamente espectaculares. El agua del río Skjálfandafljót cae desde una altura de 12 metros y con una anchura de la cascada de 30 metros. Godafoss además tiene una forma semicircular muy llamativa que hace que la cascada sea enormemente fotogénica.

Hay también una leyenda sobre el origen de nombre de Godafoss, que significa «la cascada de los dioses»: en el año 1000, el jefe de uno de los clanes islandeses, llamado Þorgeir Ljósvetningagoði, era miembro del parlamento de Islandia o Althingi. Como tal, tenía ante sí la tarea de solucionar las crecientes disputas entre los cristianos y los que aún veneraban a los antiguos dioses nórdicos.

A pesar de que él mismo era un sacerdote pagano, decidió que toda Islandia debía convertirse al cristianismo, tal y como está registrado en las famosas sagas islandesas. Como acto de conversión, decidió arrojar todas las estatuas de los dioses nórdicos a la cascada, y de ahí recibe este hermoso salto de agua este nombre tan evocador.

Para esta visita podéis reservar una media hora aproximadamente. Y para este día, solo nos quedaba ya llegar a nuestro alojamiento para las siguientes tres noches: la casa de huéspedes Helluhraun 13, en la población de Reykjahíd a orillas del lago Mývatn. Desde Godafoss hay unos 45 minutos de conducción hasta este pueblo.

Dónde dormir en la Zona norte central de Islandia – Helluhraun 13

La zona de Mývatn es la joya indiscutible del norte de Islandia, ya que el lago Mývatn y su entorno presentan una belleza austera llena de resoplantes pozas de barro, extrañas formaciones de lava, humeantes fumarolas y cráteres volcánicos. La cuenca del Mývatn se asienta sobre la dorsal mesoatlántica y el violento carácter geológico de la zona ha creado un asombroso paisaje, único en el país (lo cual ya es decir).

Por este motivo, decidimos hacer una parada larga en Reykjahlíd (población con apenas un par de centenares de habitantes) y pasar 3 noches aquí, para poder explorar con detenimiento esta zona, que tiene tanto que ofrecer, y para descansar un poco de las conducciones largas durante un par de días.

Nuestro hogar durante estas 3 noches fue la acogedora casa de huéspedes Helluhraun 13, regentada por una adorable pareja de gente local, Ásdís y Sigurdur, y no podríamos estar más satisfechos con nuestra elección.

Para empezar, la ubicación es ideal, ya que se encuentra a escasos kilómetros de todo lo que os vamos a contar de las actividades que hicimos durante nuestra estancia en la zona de Mývatn.

Es más, a escasos 100 metros de la casa de huéspedes está el centro de visitantes de la zona, un cajero, una gasolinera y un supermercado, todo concentrado en un pequeño complejo de servicios.

El trato, por otra parte, fue inmejorable. Ásdís y Sigurdur te abren las puertas de su hogar y te hacen sentir muy a gusto, básicamente como si estuvieras en tu propia casa.

En verano ellos están ubicados en la casita de al lado y están siempre diponibles para dar buenos consejos y ofrecer recomendaciones.

La casa de huéspedes, que lleva operativa desde 1980, tiene tres espaciosas habitaciones dobles y todas ellas comparten un baño enorme, así como la cocina y una amplia sala de estar. Hay también disponibles una lavadora y una secadora, cosa que nos vino genial para nuestro viaje, ya que fue el único alojamiento en el que pudimos lavar la ropa (suerte que, al estar aquí tres noches, nos cayó más o menos en medio del viaje y nos dio tiempo a lavar todo lo que quisimos).

Las habitaciones son bastante amplias, están bien equipadas y, sobre todo, está todo muy cuidado. Un detalle muy importante es que cada una de las habitaciones tiene su propia pica con un espejo, así que buena parte del aseo se puede hacer en la propia habitación, a pesar de que el baño en sí sea compartido.

Toda la casa en general, incluidas las habitaciones, está decorada en estilo tradicional y con muy buen gusto. Se nota que está dispuesto todo con muchísimo mimo y la casa está siempre impoluta. Además las dimensiones de todas y cada una de la habitaciones y estancias son más que generosas, así que todo en general es amplio y espacioso.

Además, a nosotros nos resulta siempre muy interesante ver cómo viven las personas reales de otros países, y qué mejor forma de hacerlo que poniéndote a vivir con ellos en su propia casa. Desde luego, alojándoos en un hotel hay mucha información que se os puede escapar en comparación con esta modalidad de alojamiento.

La cocina en concreto está perfectamente equipada, como lo pueda estar la de vuestra casa o la de la mía, lo cual os permite cocinar allí si os interesa. Nosotros solíamos desayunar y cenar en casa (excepto este Día 5 que optamos por cenar fuera, como ahora os contaré) y ya comer de sándwiches y fruta que nos llevábamos para ahorrar tiempo y dinero y poder aprovechar al máximo las horas de sol.

Destacaría además la máquina de café que hay en la cocina, que hace unos cafés y unos capuccinos estupendos. Ásdís está especialmente orgullosa de ella, y no es para menos: nos pareció una maravilla.

He de decir que nosotros teníamos poca o nula experiencia con las casas de huéspedes y no podríamos haber empezado con mejor pie. Nos pareció una experiencia muy interesante y muy inmersiva en la cultura real del país, en el día a día de la gente normal. ¡Repetiremos!

En resumen, recomendaríamos también sin duda Helluhraun 13 como el lugar ideal para alojarse en la zona de Mývatn para explorar toda la zona. La verdad es que tuvimos muchísima suerte con todos nuestros aojamientos durante el roadtrip, y Helluhraun 13 no fue ninguna excepción: volveríamos a alojarnos aquí si tuviésemos la suerte de visitar la zona norte central de Islandia de nuevo, eso seguro.

Una vez nos hubimos acomodado en Helluhraun 13 y hubimos charlado un poco con nuestros anfitriones, les pedimos recomendaciones sobre algún sitio al que pudiésemos ir a tomar algo. La cuestión es que, como no hay ningún bar o pub como tal en Reykjahlíd (al menos en invierno), los únicos sitios a las que puedes ir a tomar algo y hacer un poco de vida social es a los bares de los hoteles de la zona, y Ásdís nos recomendó especialmente uno llamado Vogafjós, así que para allá nos fuimos.

Cena en Vogafjós

El nombre completo del lugar es Vogafjós Farm Resort, y resulta que es una granja-restaurante-cafetería-hotel, y se encuentra a tan solo 5 minutos en coche de Helluhraun 13.

Empezamos tomando una cervecita en la encantadora y cuidada zona de descanso de la recepción del hotel, con cómodos sofás y vistas al lago. Como estábamos a gusto en Vogafjós, decidimos que nos quedaríamos a cenar en el restaurante, a pesar de que no era la idea inicial, y la verdad es que fue una buena opción.

Con respecto a las cervezas, tienen una pequeña selección de cervezas artesanales locales, y las de barril estaban de happy hour, así que fueron las que probamos y estaban genial.

Este negocio está regentado por gente local y ofrece comida tradicional de la zona: pan horneado mediante el calor geotermal del suelo, carne de cordero cruda ahumada, hamburguesa de ternera o cordero propios de la granja, mozzarella casera, etc.

El restaurante es curioso porque hay una zona en concreto en la que las mesas tienen vistas a toda una cristalera, al otro lado de la cual están las vacas de la granja en el establo comiendo y haciendo sus cosas. Por lo visto, puedes pedir entrar y acariciarlas, e incluso probar su leche fresca, aunque nosotros no lo hicimos.

Cenamos estupendamente en Vogafjós, así que buena recomendación de nuestra anfitriona Ásdís 😊 .

Conducción en el norte de Islandia en invierno

En este Día 5 por fin habíamos llegado al puro norte de la isla, y eso en noviembre significa conducir por carreteras cubiertas de nieve y de hielo, aparte, claro está, de disfrutar de paisajes nevados e invernales preciosos.

Nosotros no habíamos conducido en este tipo de condiciones nunca e íbamos con un poco de miedo, pero hemos de decir que con nuestro Dacia Duster 4 X 4 de Lotus Car Rentals con neumáticos de invierno, todos tachonados con clavos, no tuvimos absolutamente ningún problema.

De hecho, Félix, que es el conductor, considera que fue una experiencia muy interesante, didáctica e incluso divertida conducir por estas carreteras con este tipo de condiciones difíciles. Félix os va a preparar un post sobre cómo conducir en Islandia en invierno, con un montón de información práctica que estoy segura de que os resultará muy útil.

Como siempre, más abajo os dejo una pequeña galería de fotos adicionales, y creo que este va a ser el enfoque de todos los posts de este viaje, ya que van a ser posts más cortos de lo habitual, ya que solo cubren un día de viaje, pero al mismo tiempo, hay muchas cosas que os quiero enseñar, ya que todo en este país es tan sumamente fotografiable que es una pena dejar fotos fuera por falta de espacio en el post (podéis hacer clic en las imágenes para verlas en grande).

Y hasta aquí el relato del Día 5 de nuestro roadtrip por Islandia de dos semanas en noviembre. En los siguientes posts del Día 6 y el Día 7 os contaré todo lo que vimos y experimentamos en la zona de Mývatn, una de las más curiosas del país, que ya es decir, así que os recomiendo que estéis atent@s porque se avecinan posts interesantes. ¡Os lo cuento todo muy prontito!

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

• 

•