Islandia en noviembre – Día 1 – Laguna Azul y Reikiavik

¡Hola, viajer@s!

Después de haber publicado ya nada más aterrizar tras nuestra vuelta el post introductorio de nuestro viaje de dos semanas por Islandia en noviembre (que os recomiendo que leáis, ya que ofrece un montón de información útil y práctica que debéis saber antes de viajar a Islandia), aquí me tenéis de nuevo ya con mi crónica del Día 1 del viaje, en la que os voy a contar nuestra llegada al país, nuestro paso por la Laguna Azul y nuestro primer contacto con la capital, Reikiavik.

Sin más dilación, ¡empecemos con el Día 1!

Volar a Islandia

Nosotros, como casi siempre últimamente, volamos desde el aeropuerto de Alicante, ya que tiene bastante variedad de destinos y precios aceptables, en comparación, por ejemplo, con el de Valencia, que es un desastre.

El vuelo Alicante – Keflavík (pues así se llama el aeropuerto internacional de Islandia; es el nombre de la pequeña población en la que se encuentra el aeropuerto) dura unas 4 horas y media, y nosotros volamos con Norwegian.

Como tenemos la suerte de saber siempre nuestras vacaciones con muchísima antelación, compramos los vuelos como 6 meses antes y nos salieron súper bien de precio, por lo que decidimos invertir en comodidad y practicidad y facturamos 2 maletas en bodega cada uno, ahí a lo loco. Y, ¿sabéis qué? A la hora de la verdad, cuando nos pusimos a hacer las maletas unos pocos días antes del vuelo y vimos la escampada que estábamos montando encima de la cama de cosas que había que meter en la maleta, lo agradecimos un montón.

Tened en cuenta que, sobre todo en invierno, vais a necesitar muchas capas, muchos accesorios (tipo guantes, manoplas, gorros, bragas para el cuello, bufandas y todo eso), las prendas son muy gordas, lo ideal es llevarse varios pares de botas por si se mojan, se rompen, etc., y si hacéis como nosotros y también optáis por llevaros algo de comida de España, eso también va a pesar. Y no hablemos ya de cámaras, portátil y aparatos tecnológicos varios.

En nuestro caso, además, 15 días son muchos días y, de todos los alojamientos que teníamos, solo 1 tenía lavadora (por suerte estaba más o menos en medio del viaje), así que era mejor ir bien equipados para que después no nos faltase de nada.

Además, confieso que yo no sé viajar ligera, eso es así y es lo que hay. Sin embargo, ahora, a toro pasado, sí que veo que cometí principalmente un error a la hora de hacer el equipaje: metí demasiada ropa de calle. Para más información sobre qué llevar en Islandia en invierno y cómo vestir adecuadamente para que vuestro viaje no se convierta en una tortura en la que viváis congelados de frío, os recomiendo que echéis un vistazo al post introductorio sobre Islandia del que os hablaba antes.

Pero volvamos al vuelo en sí: os recomiendo que disfrutéis de las vistas del vuelo en general y de la parte de la llegada a Islandia en particular, si las nubes os lo permiten. A mí me hizo mucha gracia distinguir claramente la Ring Road o carretera de circunvalación del país, la carretera principal que bordea toda la isla más o menos por la costa y la que se sigue habitualmente para realizar los roadtrips. Como os decía, es perfectamente distinguible desde las alturas, y a mí me encantó verla y pensar: «Hola, Ring Road. Prepárate, que te voy a recorrer enterita» 😊

Además, si vuestro vuelo es de noche y en la época del año adecuada, puede tener premio ya que, ¡podéis llegar a ver la aurora boreal desde el mismo cielo! Sería mucha carambola, sí, ya lo sé, pero las posibilidades están ahí y yo quería comentarlo porque me parece lo más. Desgraciadamente, no fue nuestro caso, ya que nuestro vuelo era por la mañana, pero, ¡hey!, igual alguien tiene suerte y puede vivir esta súper experiencia ya incluso antes de pisar el país.

El aeropuerto de Keflavík

El aeropuerto de Keflavík, que se encuentra en la península de Reykjanes, al suroeste de Reikiavik, nos pareció muy, muy chulo. Moderno, bonito, práctico, con mucho uso de la madera en tonos cálidos… Un 10. Se nota que han invertido un montón de pasta recientemente, debido al aumento espectacular del turismo durante los últimos años.

Una vez en el aeropuerto, os voy a dar un consejo. A ver, no es ningún secreto que nosotros somos cerveceros empedernidos, y tampoco lo es que el precio de las cervezas y de las bebidas alcohólicas en general en los países nórdicos es bastante prohibitivo. Pues bien, si tenéis pensado comprar alguna cerveza en supermercado para tener en vuestro alojamiento y beberla tranquilamente y de relax en vuestros momentos de descanso, aquí, en el aeropuerto de Keflavík, es donde debéis hacerlo.

Para ello, dirigíos a la tienda Duty Free que hay en la terminal de llegadas del aeropuerto de Keflavík, justo al lado de las cintas para recoger las maletas. Aquí es donde más baratas podréis encontrar este tipo de bebidas en toda la isla. Nosotros, como ya en el aeropuerto íbamos a recoger el coche y no iba a ser ningún engorro extra cargar con todo eso, compramos aquí ya cervezas para todo el viaje. De lo contrario, tendréis que comprar cualquier bebida alcohólica que queráis en las tiendas del estado, llamadas Vínbúdin, a un precio mayor.

Alquiler de coche

Para llegar a la zona donde se encuentran las oficinas de todas las compañías de alquiler de coches, desde la terminal de llegadas de Keflavík, os recomiendo que cojáis el bus lanzadera gratuito que os lleva justo a la puerta de cada una de las empresas. Si no vais muy cargados se puede ir hasta andando, ya que serían tal vez 5-10 minutos de caminata, pero desde luego no era nuestro caso. Buscad en la terminal de llegadas las indicaciones para Shuttle Bus y seguidlas, pero no tiene pérdida: es básicamente en frente de la terminal, caminando a menos de 5 minutos, donde encontraréis la parada para este bus. Pasa aproximadamente cada 20 minutos y el recorrido tiene varias paradas en función de la empresa de rent-a-car en concreto a la que vayáis. Mirad en las ventanas del propio bus, porque ahí está indicado en grandes carteles en qué parada está cada empresa: por ejemplo, Lotus Car Rental, que era la nuestra, está en la segunda.

Como os decía, nosotros alquilamos nuestro cochecito con Lotus Car Rental, una empresa familiar de alquiler de coches con sede en el aeropuerto de Keflavík, y la verdad es que no podemos estar más contentos.

Una vez llegamos a Lotus, el trato fue buenísimo, ya que los empleados eran muy amables y estaban dispuestos a ayudar, nos dieron consejos para la conducción, fueron súper majos y comprensivos con nuestros «miedos» iniciales por el estado de las carreteras, ya que no estamos acostumbrados a conducir por carreteras heladas o problemáticas, y además el estado del coche era buenísimo, cosa que se agradece cuando sabes que las condiciones de las carreteras pueden ser complicadas. También dedicaron el tiempo suficiente a explicarnos en el mismo coche cómo funcionaba todo, especialmente el tema del 4X4 y las marchas reductoras, ya que era la primera vez que conducíamos un coche así.

En invierno, todos los coches de Lotus llevan los neumáticos de invierno puestos e incluidos en el precio. Más ventajas: en función de la duración del alquiler, ofrecen diferentes porcentajes de descuento; también tienen un acuerdo con las gasolineras N1, la cadena más importante del país, gracias al cual, pasando una tarjeta que viene colgando en el llavero del coche, tienes 3 ISK de descuento por litro en la gasolina, y también te dan un folleto con vales para 6 cafés gratuitos en estas gasolineras.

Otro detalle que nos gustó bastante es que durante nuestra estancia, recibíamos notificaciones por email suyas cuando había alertas o cambios meteorológicos que pudiesen afectar a la conducción. Me pareció una muy buena idea y un detallazo, la verdad.

Vimos que tenían una gama bastante amplia de vehículos entre los que elegir, pero nosotros optamos por un Dacia Duster 4X4. El coche nos encantó, porque nos daba seguridad al tratarse de un coche robusto y 4X4, tenía un maletero muy amplio para todos nuestros maletazos, era cómodo, fácil de conducir, bonito y, oye, que acabamos cogiéndole cariño y todo después de ser nuestro compañero de aventuras durante dos semanas. Se portó como un campeón y no nos dio ni un problema: ¡todo de lujo! ¡Ah! Y otro detalle que nos flipó fue el botón de la calefacción de los asientos, una maravilla cuando entras en el coche pelado de frío después de una excursión.

Con respecto al seguro del coche, optamos por la opción Gold, que aparte de la protección básica que viene incluida por defecto, incluye también los daños por gravilla, por arena y por ceniza volcánica.

Totalmente recomendado el alquiler de coche con Lotus Car Rental en Islandia, ¡no os lo penséis!

Félix, que es quien conducía, escribirá para vosotr@s un post muy completo sobre cómo es conducir por Islandia en invierno, con consejos, cosas a tener en cuenta, etc., así que estad atent@s porque estará cargadito de información súper práctica e interesante.

(Si no alquiláis coche, podéis desplazaros hasta Reikiavik en taxi, aunque esta es la opción cara, o en buses lanzadera que hacen el recorrido entre el aeropuerto y la capital, que sale algo más económico.)

La Laguna Azul – Primera visita y a lo grande

Una de las atracciones más famosas y más visitadas de Islandia es sin duda la Laguna Azul, el spa geotermal más lujoso y conocido de la isla. Pues bien, esta súper atracción se encuentra a tan solo 20 minutos en coche del aeropuerto de Keflavík, en la misma península de Reykjanes, con lo cual la recomendación es la siguiente: si queréis visitar la Laguna Azul durante vuestro viaje a Islandia (cosa que sí recomiendo), para optimizar vuestro tiempo al máximo, hacedlo bien lo primero, nada más llegar, o bien lo último, antes de coger el vuelo de vuelta.

En nuestro caso, como el vuelo de vuelta salía bastante pronto y si íbamos antes no íbamos a poder verla ni siquiera de día, ya que en esta época, en noviembre, amanece a las 10 y pico de la mañana, decidimos hacerlo lo primero de todo.

Si vais a la Laguna Azul lo primero de todo después del aeropuerto, debéis tener en cuenta que tendréis que montaros la mochilita para la Laguna Azul una vez hayáis llegado a Islandia, con vuestro neceser, el bañador, unas chanclas y nosotros compramos unos albornoces de microfibra en Decathlon que eran la envidia del personal (y también muy prácticos ya que pesan y ocupan poco, son de colores vistosos, con lo cual son fáciles de distinguir entre los cientos de toallas blancas que hay por todas partes, y tapan bastante más que una toalla en los trayectos entre el vestidor y las piscinas, en los que estábamos a 4 grados). Lo digo para que lo tengáis en cuenta y lo tengáis todo más o menos controlado y preparado para no tener que desmontar la maleta entera para preparar la bolsa para la piscina.

Así que nada más recoger nuestro flamante Dacia Duster de Lotus, pusimos como destino la Laguna Azul en Google Maps y para allá que nos fuimos.

Aquí es donde empezó nuestra experiencia conduciendo por Islandia, y este primer y breve recorrido en coche desde el aeropuerto a la Laguna Azul ya te deja fascinado: descubrimos nuestros primeros campos de lava (aunque entonces no sabíamos que nos iban a amenizar las vistas del viaje muy a menudo durante las siguientes dos semanas) y solo con esto ya te das cuenta de que este país es otro puñetero mundo y de que el viaje promete de verdad.

Paquetes de entrada a la Laguna Azul

Es necesario reservar día y hora con antelación para hacer esta visita, así que debéis llevar ya planeado de casa cuál va a ser el momento en el que la queréis visitar. Podéis hacer la reserva desde aquí.

No se trata de una visita barata en absoluto: la entrada a nosotros nos costó 85 euros por persona, e incluye la admisión, una toalla para usar allí, una consumición una vez dentro del spa y una mascarilla de sílice. Y esta es la entrada básica.

Después hay dos paquetes superiores, el Premium, que vale 110 euros, y el Retreat Spa, que vale 289 euros, que obviamente tienen más cosas incluidas. Una vez estéis realizando la reserva online, cuando visualicéis los precios de los tres paquetes, abajo encontraréis un botón que pone «Compare Packages» y ahí es donde podéis comprobar lo que incluyen los distintos paquetes.

Nuestra experiencia en la Laguna Azul

Funcionamiento

Al presentar vuestro vale de la reserva en recepción a la hora acordada, os darán una toalla y una pulsera con un chip. La pulsera sirve para cerrar vuestra taquilla en los vestuarios y también para pagar cualquier cosa que adquiráis dentro del spa (bebidas o mascarillas adicionales, cualquier tipo de servicio, tipo masajes, etc.). Una vez salgáis del spa, simplemente habrá que pagar todo lo que se haya acumulado en la pulsera (si es que la habéis usado para pagar algo, claro está).

Esta pulsera la llevas siempre puesta y debéis tener cuidado con ella, ya que si la pierdes te ponen una buena multa, y he de decir que están un poco hechas polvo y no se aguantan muy bien en la muñeca, así que id con un poco de cuidado para no perderla y liarla 😂

En nuestro caso, cada uno pasó a su vestuario correspondiente, nos cambiamos, prácticamente sin sitio para sentarte de la gente que había, nos pusimos nuestro bañador y nuestro albornoz y salimos cada uno por nuestra cuenta a la zona del spa, al exterior.

¡Menudo frío, gente! Recién aterrizados, sin haber tenido tiempo de aclimatarnos un poco, de estar en manga corta en España que veníamos prácticamente, y ahora en bañador a 4 grados a la intemperie… Os digo una cosa: bendito albornoz, en serio. Sobre todo si vais a visitar más de unos baños termales en el país, es una inversión que os recomiendo hacer.

El spa de la Laguna Azul

Bueno, pues nada más salir no te da tiempo a admirar demasiado de lo que tienes delante de ti: aprietas a correr, te quitas el albornoz a toda prisa, lo cuelgas en las perchas disponibles y sigues corriendo hasta meterte en el agua a la vez que van saliendo lindezas por tu boca. El siguiente paso es ubicar a tu pareja entre todo el gentío.

Y ya una vez dentro del agua, taaaaan calentita, entonces puedes empezar a fijarte en todo lo que te rodea, y… ¡guaaaaauuuu! Sobre todo si lo hacéis al principio del viaje y no habéis visitado ningún otro baño termal de Islandia, es que la vais a flipar. La imagen es sencillamente espectacular.

Veamos: el agua de la Laguna Azul tiene un tono absolutamente peculiar, ya que es un tono azulado-turquesa-grisáceo pero totalmente lechoso, y esto se debe a todos los componentes minerales que contiene esta agua, especialmente a la sílice. Si metes la cabeza debajo del agua y abres los ojos, no ves absolutamente nada, es un agua opaca. Pero el tono es precioso, y es tan peculiar que solo eso te deja ya con la boca abierta.

Además, el ambiente está lleno de vapores de agua, así que los perfiles de todo, de las instalaciones, de las personas, del paisaje que rodean a la Laguna Azul, todo queda suavizado, difuminado, desdibujado… Entre una cosa y la otra y tu actual estado de shock y de bienestar a la vez, al encontrarte calentita dentro del agua, todo tiene un aspecto muy etéreo, muy onírico, como si de un lugar irreal se tratase.

Esta zona de spa exterior consta básicamente de una piscina gigantesca, de forma totalmente irregular, creando diferentes zonas. Hay algunos puentes que la cruzan por encima, hay pasarelas para recorrerla por alrededor (si hay narices a hacerlo con el frío, claro), hay zonas dentro del agua donde te puedes sentar en una especie de «bancos corridos» en los bordes, y después hay dos zonas que hay que visitar sí o sí para aprovechar todo lo que os entra con vuestra entrada, incluso con la básica.

Dentro del agua a mano izquierda encontraréis el bar de mascarillas. Allí, con la entrada básica te llenan la palma de la mano de un pegote blanco, que es la mascarilla de sílice que te puedes poner por la cara. Si queréis además probar otro tipo de mascarillas, aquí es donde podéis comprarlas con vuestras pulseras.

Por el contrario, dentro del agua a mano derecha es donde encontráis el bar de bebidas, integrado dentro de la misma piscina, por lo que simplemente te acercas a él nadando o caminando por dentro del agua, pides tu bebida que está incluida con la entrada sin salir del agua (y, sí, puede ser una cerveza o una copa de vino, e incluso creo que un mojito o similar) y te la tomas tranquilamente mientras sigues disfrutando de las preciosas aguas azuladas y calentitas.

Un par de recomendaciones, aparte del albornoz del que ya he hablado:

• Yo en todos los baños termales que visitamos, incluido en la Laguna Azul, llevaba un gorrito de lana puesto. La cabeza queda fuera del agua, y fuera del agua hace un frío que pela, y si lleváis el pelo largo y se os moja, más frío que va a hacer, así que ya lo dice el refrán: «Vaya yo caliente, ríase la gente». Bañador y gorro de lana: pues sí, ¿qué pasa?
• Si hace sol, también recomiendo que os llevéis vuestras gafas de sol, ya que con el reflejo del agua, la luz puede llegar a molestar. Lo mismo que en la playa, vamos. Y sí, el look entonces es aún más estrafalario. Pero de nuevo: ¿Y qué?
• Si lleváis lentillas, ponéoslas (obviamente siempre será mejor que ir con las gafas), pero no abráis los ojos dentro del agua, ya que contiene muchos materiales en suspensión, que es lo que hace que sea tan turbia, y esas partículas pueden hacer que os molesten las lentillas, se os rayen o que puedan provocar rasguños en la superficie de los ojos.
• Todos esos materiales en suspensión del agua también hacen que el pelo se reseque bastante y después quede un poco en plan estropajo. Muchas chicas se lo recogen en un moño, o si no, se recomienda impregnarlo con acondicionador o mascarilla antes de meterte en el agua para que esos productos hagan de barrera protectora.
• Si queréis sacar fotos y vídeos de vuestra experiencia en la Laguna Azul, veo dos opciones: o una GoPro con su carcasa impermeable, o el móvil con una bolsita impermeable específica para móviles con una cuerdecita para colgártela al cuello que también venden en Decathlon, en la sección de natación, surf, etc.
• Tema higiene: esto (bueno, y el resto de consejos también) es aplicable a todos los baños termales de Islandia. La ley obliga a ducharse sin bañador y a frotarse bien en todas las zonas íntimas y a lavarte el pelo antes de meterte en cualquier piscina pública o baño termal. Recordad: sin bañador y antes de entrar a la piscina. Si no lo hacéis, os la pueden liar y además con toda la razón del mundo, tanto por higiene como por que está contemplado en la legislación que eso debe ser así.

Además de lo que es el spa, es decir, la piscina al aire libre de la que os he estado hablando, la Laguna Azul ofrece muchísimas más cosas, de hecho es un macro complejo enorme. Hay una cafetería en la recepción, donde puedes esperar tomándote algo si llegas pronto (como fue nuestro caso), hay dos restaurantes, hay una tienda con toda una línea de productos de belleza y cosmética de la marca propia Blue Lagoon, hay una zona con tratamientos de belleza y masajes y hay hasta dos hoteles.

En definitiva, nosotros consideramos que fue una experiencia maravillosa, a pesar del precio elevadísimo de la entrada y de las hordas de turistas con las que tienes que compartir tu estancia. Aun con todo esto, y a pesar de haber disfrutado solo de la experiencia básica, sí que recomendamos la visita a la Laguna Azul como experiencia top: nos parece un lugar bastante único, especialmente si no vais a tener la oportunidad de visitar otros baños termales a lo largo de la isla, de los que os iremos hablando nosotros en los siguientes posts.

En cuanto al tiempo necesario para disfrutar de una experiencia básica como nosotros, considero que unas 2-3 horas debería ser suficiente en total, entre entrar, cambiarte, disfrutar de la Laguna y luego ya ducharte y arreglarte y tal.

Siguiente parada: Reikiavik

La conducción de la Laguna Azul a Reikiavik son unos 45 minutos, y nosotros nos dirigimos directamente al apartamento que habíamos alquilado para 2 noches: Rey Apartments. Fue de lo mejorcito que encontramos en relación calidad-precio y estaban súper céntricos ubicados.

En función de la hora que lleguéis, aún os dará tiempo a hacer alguna actividad en Reikiavik o no, teniendo en cuenta que los museos y actividades cierran bastante pronto para el estándar español (como a las 5 o a las 6 de la tarde); en nuestro caso, cuando salimos del apartamento después de haber soltado maletas y organizarnos un poco, eran ya como las 7 de la tarde, así que nos dirigimos a la atracción que cerraba más tarde de todas las que teníamos apuntadas para visitar: Aurora Reykjavík.

Aurora Reykjavík

Como su nombre indica, se trata de una exposición sobre la aurora boreal. La entrada son 1800 ISK (unos 13 – 14 euros al cambio) y tienen abierto hasta las 9 de la noche. Aurora Reykjavík se encuentra en la zona del puerto antiguo, a unos 20 minutos caminando del centro de la ciudad.

La exposición se divide en varias partes:

• La primera trata las explicaciones mitológicas que las culturas de los diferentes países donde se ve habitualmente la aurora boreal han tenido la necesidad de dar a un fenómeno tan espectacular a lo largo de los siglos. Se habla del folklore finlandés, noruego, sueco, chino, canadiense y, por supuesto, islandés, entre otros, y de cómo tratan o explican el fenómeno de la aurora. Muy curioso e interesante.
• A continuación, encontramos la explicación científica sobre la aurora: qué es, por qué sucede y por qué se ve solo en ciertas zonas del planeta. Aquí ya nos ponemos más técnicos y empezamos a hablar de tormentas solares, de índice de magnetismo y de temas similares muy complejos para comprender este fenómeno.
• A continuación, encontramos una pantalla interactiva con espectaculares fotografías de auroras boreales tomadas en diferentes puntos de Islandia, muchos de ellos muy reconocibles.
• En una pequeña sala de cine, encontramos lo mismo pero en formato vídeo: alucinantes grabaciones de auroras boreales en diferentes lugares destacados del país, sobre cascadas famosas como Godafoss, sobre Reikiavik, sobre bonitos fiordos, sobre la Laguna Azul, sobre la famosa montaña Kirkjufell, etc. Realmente precioso y bastante hipnótico.
• Después hay un par de zonas más interactivas. En una puedes practicar en una especie de cabina oscura con los ajustes de tu cámara o de tu móvil para ver si serías capaz de capturar en foto una aurora boreal, porque no es tan fácil, ¿sabéis? Félix os tiene preparado un post con un montón de información útil sobre como cazar la aurora boreal y cómo fotografiarla.
• Por último, hay una especie de photo call donde te puedes hacer fotos con un fondo de auroras boreales y enviártelo a tu correo electrónico.
• Al salir, hay una tienda de souvenirs con todo tipo de objetos de recuerdo con temática de aurora boreal, y también artículos típicos o tradicionales islandeses, como prendas de lana de oveja islandesa, etc.

Los creadores de Aurora Reykjavík son un grupo de fotógrafos fascinados por la aurora boreal y obsesionados con ella, un grupo de cazadores de aurora profesionales. En este espacio explican sus conocimientos sobre este fenómeno y exponen sus fotos y vídeos de sus múltiples expediciones para cazar la aurora. Su lema es: «Entra, y ve lo que nosotros hemos visto». La empresa también ofrece excursiones varias y tours de fotografía para cazar auroras.

Se le puede dedicar alrededor de 1 hora a esta visita, y la verdad es que es entretenida y muy educativa.

Lamb Street Food

Con la tontería ya se nos había hecho la hora de cenar y era incluso tirando a tarde para los estándares islandeses, pero Félix se lo tenía muy bien estudiado y justo en frente de Aurora Reykjavík se encuentra el Lamb Street Food, un restaurante moderno que ha reinventado los platos de cordero tradicionales islandeses y los ha convertido en deliciosa street food.

En Islandia la carne de cordero es muy típica, ya que este animalito abunda en el país. Lo que os podéis encontrar aquí son platos tipo kebab, pero nada que ver con el kebab guarrillo que te pides en el local de la esquina cuando vuelves a casa de fiesta: se trata de una comida de-li-cio-sa elaborada con carne de cordero islandesa e ingredientes frescos y locales de primera calidad, con combinaciones modernas e ingeniosas y recetas originales. Nada que ver con todas esas asociaciones negativas (guarrindongo, grasiento, ingredientes indefinidos, etc.) que tiene la palabra «kebab» normalmente.

Yo lo calificaría como una experiencia street food gourmet, y además, cualquier plato puedes optar por tomarlo con el cordero tradicional, o lo puedes sustituir por falafel para convertirlo en vegetariano y hacerlo un poco más light. Las raciones, además, eran monstruosamente grandes.

Otro punto positivo es que tenían unos pocos grifos con cervezas artesanales islandesas de bastante buena calidad. Nosotros tomamos un plato principal cada uno y compartimos una pinta de cerveza rica, rica y al cambio nos salió todo por unos 40 euros entre los dos. ¿Baratísimo? Pues no. ¿Inalcanzable? Pues tampoco, en absoluto. Y os digo yo que por la calidad y cantidad de lo que comimos y bebimos, está bien pagado, así que recomendaríamos sin dudarlo este lugar como un buen lugar donde comer bueno, bonito y barato en Reikiavik 😋

Harpa

Volvimos andando hacia el centro y aprovechamos para pasar por delante de un edificio chulísimo y modernísimo para verlo iluminado de noche: el Harpa. Se trata de un auditorio y centro cultural cuyas fachadas, todas acristaladas, pero como en forma de panal e iluminadas con LEDs, resplandecen a orillas del mar. Es una pasada verlo por fuera de noche iluminado, al igual que lo es verlo por dentro de día, pero para eso tendríamos que esperar al día siguiente 😊

A todo esto, era sábado y había bastante ambientillo por el centro. También es verdad que ese fin de semana se celebraba el festival de música Iceland Airwaves, al que, a pesar de que tocaba un grupo islandés que nos gusta mucho, Agent Fresco, no pudimos asistir por falta de tiempo.

BrewDog Reykjavík

Nuestro destino para tomar algo después de cenar era, cómo no, una cervecería: BrewDog. Hemos estado ya en varios BrewDogs en diferentes ciudades y países, y este era un pub BrewDog clásico, no muy grande y bastante molón.

Durante nuestra estancia, aparte de tener 10 surtidores con sus cervezas clásicas de la casa, había otros 10 con cerveceras invitadas y bastantes cervezas islandesas de invierno. Nos pedimos una tabla de 4 cervezas para compartir, que nos costó un puñetero ojo de la cara (aquí sí, sin paliativos) y la ganadora de la noche fue, sin duda Jólakisi, de la cervecera local Malbygg, de la propia capital. ¡Menudo birrón! Para los expertos, os comento que se trata de una NEIPA con doble dry hop de Simcoe, Mosaic y Citra 😎

Una vez nos las acabamos, fuimos a dar otra vuelta más de reconocimiento por la zona y nos acercamos a ver el edificio más famoso de Reikiavik también iluminado por la noche: la iglesia Hallgrimskirkja.

Hallgrimskirkja

Esta es sin duda una de las iglesias más peculiares que he visto nunca, ya que el arquitecto se inspiró en las columnas basálticas presentes por todo el país para diseñar la fachada. El resultado me parece espectacular. Está construida en hormigón blanco, domina la silueta de la ciudad y es visible a 20 km de distancia. Se empezó a construir en 1945 y no se terminó hasta 1986, el tamaño y el diseño de la iglesia causaron muchísima polémica en aquel entonces y, por desgracia, su arquitecto, Gudjón Samúelsson, no pudo ver su obra terminada, ya que murió a los pocos años de haber comenzado las obras, en 1950.

Al igual que con el Harpa, este es otro edificio que queríamos ver tanto de día como de noche, porque son sin duda los dos edificios más emblemáticos de la ciudad.

Laugavegur

Por último, ya de vuelta a nuestro apartamento, dimos un paseo por la principal calle comercial de la ciudad, Laugavegur. Aunque los comercios estaban cerrados, ya vimos algunos que nos interesaba visitar al día siguiente para comprar algunos souvenirs, y también vimos un bar curioso, llamado Lebowski, en honor, por supuesto, a la película El gran Lebowski. Solo os digo que tienen un menú entero solo de diferentes variaciones de rusos blancos. Por desgracia, de nuevo por falta de tiempo, no pudimos llegar a entrar.

Aquí os dejo un mapa con el breve recorrido de este día fuera de Reikiavik. Todos los lugares de Reikiavik que he mencionado en este post los incluiré en el mapa del Día 2 de nuestro viaje, que no tardará en llegar, y que estará íntegramente dedicado a la bonita capital de Islandia.

Más abajo os dejo una pequeña galería de fotos adicionales, y creo que este va a ser el enfoque de todos los posts de este viaje, ya que van a ser posts más cortos de lo habitual, ya que solo cubren un día de viaje, pero al mismo tiempo, hay muchas cosas que os quiero enseñar, ya que todo en este país es tan sumamente fotografiable que es una pena dejar fotos fuera por falta de espacio en el post (podéis hacer clic en las imágenes para verlas en grande).

Espero que os haya gustado este primer capítulo de nuestro Día 1 del roadtrip y que os hayáis quedado con ganas de más. Intentaré ir sacando los posts de cada uno de los días lo más rápidamente posible porque hay mucho que contar y tengo unas ganas tremendas de que lo veáis y lo leáis todo. Me seguiréis acompañando en este viaje ¿verdad? 😊 Próximamente, el Día 2.