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Qué hacer en los Cayos de Florida en 4 días

¡Hola, viajer@s!

Seguimos desgranando nuestro viaje de 3 semanas por Florida y, en esta ocasión, le toca el turno a los Cayos de Florida.

Después de haber pasado varios días en Miami, ciudad sobre la cual, por cierto, tenéis varios posts disponibles (Miami – Todo lo que necesitas saber antes de ir, MEGA GUÍA de Miami – 50 cosas que hacer en 1 semana y Ruta de cervecerías de Miami), tocaba hacer una de las escapadas más típicas desde la ciudad, aparte de hacer un crucero, que es otra de las actividades clásicas en Miami (en nuestro caso, fue el 70000 Tons of Metal): tocaba visitar los Cayos de Florida.

Qué son los Cayos

Los Cayos son un archipiélago de alrededor de 1700 islas (cayos) situado al sur de la costa de Florida, que bajan desde el sur de la península de Florida en dirección a Cuba. Key West o Cayo Hueso, el cayo que queda más al sur, está a solo 151 km de distancia de Cuba y se dice que queda más cerca de La Habana que de Miami.

Los Cayos son otro mundo. Empezando por la carretera que te lleva a ellos, la Overseas Highway o Carretera 1 de EE.UU., que va literalmente por encima del mar uniendo islas, a partir de ahí todo lo demás es igual de encantador. El agua azul (estamos hablando del Caribe, gente), las bonitas playas, los manglares, las palmeras, la arquitectura de estilo colonial, las especies autóctonas, el ritmo de vida relajado… Todo, todo vale la pena verlo y experimentarlo.

Hasta Cayo Hueso hay 4 horas de conducción buenas desde Miami, así que recomiendo dedicar varios días a esta visita. Nosotros dedicamos 4 noches (2 en Cayo Hueso y 2 en Islamorada) a visitar los Cayos, y aun así considero que se nos quedó algo corto, pero fue más o menos suficiente para explorar la zona. Hay tours de un día en bus desde Miami, aunque no creo que te dé tiempo a ver demasiado, teniendo en cuenta que habrá como 8 horas de conducción entre ida y vuelta, pero bueno, es una opción. Me imagino que también estará la opción de ir y volver en bus desde Miami pasando alguna noche en los Cayos; esta sería una opción más atractiva, aunque sinceramente, ir en tu propio coche y parar en los puntos de la bonita Overseas Highway que te dé la gana, no tiene precio.

Disfrutando del atardecer en Mallory Square
Disfrutando del atardecer en Mallory Square

Cómo son los Cayos

Como os comentaba, los Cayos están formados por un montón de islas, unas 1700, pero todas ellas son bastante pequeñas y, por supuesto, muchas están deshabitadas.

Las poblaciones en los Cayos son pequeñas también: la más grande e importante es Key West o Cayo Hueso, que es la que se encuentra más al sur, y esta es bastante diferente al resto de poblaciones que vimos.

Key West tiene, como el resto de los Cayos, mucho encanto, pero sí que es cierto que muchos turistas vienen aquí en plan fiesta y puede estar más masificado que el resto de zonas. Key West tiene su propio aeropuerto, así que es muy fácil para los estadounidenses hacer una escapada a esta población para un fin de semana loco, una despedida de soltero/a, etc.

Sin embargo, esto no quita que tenga muchísimas otras cosas positivas: un ambiente tropical, buen tiempo, arquitectura colonial encantadora, bonitas playas, actividades acuáticas que hacer, museos que visitar y mucho ambientillo.

Por otra parte, el resto de los Cayos tienen un ambiente bastante más tranquilo y relajado, y algunas de las poblaciones que vimos constaban básicamente de una hilera de casas a cada lado de la Overseas Highway y poco más.

Por lo tanto, si vais con tiempo, os recomiendo que hagáis como nosotros y dividáis vuestra estancia entre Key West y otra ubicación en los Cayos (nosotros elegimos Islamorada) para ver un poco las dos caras de la moneda; nosotros pasamos dos noches en cada ubicación.

He de avisar, sin embargo, de que el alojamiento es caro. Caro, caro. Por eso os recomiendo mirarlo con la mayor antelación posible para intentar sacar la mejor oferta. Por otra parte, sobre todo fuera de Key West, es fácil que lo que encontréis sea una monada de resort con una pequeña playa privada en uno de los Cayos, piscina, etc. Así que, sí, pagaréis una pasta, pero al menos estaréis como reyes o reinas.

La arquitectura colonial de la zona
La arquitectura colonial de la zona

Época del año

El clima de los Cayos de Florida es un clima tropical de sabana. Esto significa que básicamente hay dos estaciones a lo largo del año: una cálida y húmeda, que va de junio a octubre, y una seca, que abarca de noviembre a abril/mayo.

Por lo visto, la temporada húmeda es bastante desagradable en cuanto a humedad, calor y chaparrones, así que no es de extrañar que la temporada alta en los Cayos sea de diciembre a marzo: cuando el resto del país está a bajo cero y sufriendo nevadas extremas, los que pueden se escapan a los Cayos a disfrutar del sol y del «verano» en pleno invierno.

Otro elemento a tener en cuenta a la hora de elegir vuestra fecha para viajar a los Cayos es que la temporada húmeda es también la temporada con mayor probabilidad de huracanes y ciclones tropicales. No tiene por qué pasar nada, pero también he de decir que año y medio después, nosotros pudimos ver con nuestros propios ojos los signos de la devastación que dejó a su paso el huracán Irma, en septiembre de 2017, y os aseguramos que no tiene que ser divertido estar en el Caribe cuando hay un huracán o un ciclón tropical. Simplemente, es algo a tener en cuenta.

Nosotros fuimos en febrero, es decir, en temporada alta y, en teoría en temporada seca, y aun así, de 4 días que estuvimos, 1 nos diluvió non-stop, así que la temporada húmeda tiene que ser la mar de «divertida».

¡Adorable!
¡Adorable!

Planning de 4 días

A continuación os voy a contar cuál fue nuestro planning durante los cuatro días que estuvimos en los Cayos y os explicaré día a día lo que hicimos para explorar y conocer esta zona de EE.UU. tan especial.

DÍA 1

Conducción desde Miami

Como ya he comentado, la diversión empieza con la conducción hasta los Cayos. Aunque es un trayecto largo, de unas 4 horas, el paisaje es tan bonito, especialmente la segunda mitad del recorrido, que es un auténtico placer conducir por la famosa Overseas Highway, la carretera número 1 de EE. UU.

Como una imagen vale más que mil palabras y antes ya he descrito un poco las peculiaridades y la belleza de esta carretera, no lo voy a repetir aquí y simplemente os dejo una foto:

La Overseas Highway en todo su esplendor
La Overseas Highway en todo su esplendor

Aunque salimos pronto de Miami, debido a las 4 horas de conducción más paradas, llegamos ya a Key West prácticamente a la hora de comer. Simplemente nos dio tiempo a hacer el check-in en el hotel, el Southwinds Motel (de lo mejor que encontramos relación calidad-precio, y aun así fue un buen tracatrá, pero estaba bien ubicado y tenía piscina) y a dar un pequeño paseo por los alrededores del hotel.



Faro de Key West

Llegamos hasta el Key West Lighthouse Museum, el primer faro de Key West, que ha sido reconvertido en museo. Lo vimos solo por fuera porque nos tiró un poco para atrás el precio de la entrada (12 $) y además íbamos con el tiempo un poco justo para visitarlo antes de comer, pero seguro que la visita mola y tiene una historia interesante: casi inmediatamente después de que la Marina de los EE. UU. estableciese una base en Key West en 1823, se hizo evidente que la isla necesitaba un faro para reducir los naufragios en la zona (a mediados del S. XIX había una media de un naufragio a la semana). El primer faro se construyó en 1825, pero se lo llevó por delante un potente huracán en 1846. La estructura actual, que empezó a funcionar como faro en 1848, se encuentra media milla hacia el interior para evitar otro desastre similar, y como dato curioso, os puedo contar que la primera farera fue una mujer, algo altamente irregular en pleno S. XIX.

Teníamos pensado comer en un café cubano que está justo enfrente del hotel llamado Anna’s Cuban Café, donde se supone que hacen unos de los mejores sándwiches cubanos de la zona, pero resultó estar cerrado, así que nos quedamos con las ganas y comimos algo rápido en el bar de al lado. Si lo pilláis abierto, puede ser una buena opción, porque tiene bastante fama.

El faro de Key West
El faro de Key West

Conservatorio de mariposas

Nuestra siguiente parada fue un experiencia súper guay: visitamos un conservatorio de mariposas, el Key West Butterfly and Nature Conservatory. Se trata de un recinto acristalado en el que podemos encontrar entre 50 y 60 especies de mariposas de todo el mundo, con diferentes colores, tamaños y «decoración» en sus bonitas alas. Lo mejor de todo es que tú estás allí con ellas volando a tu alrededor en un entorno casi paradisíaco: árboles y plantas tropicales, todo tipo de flores, riachuelos, cascaditas… Es como un exuberante jardín tropical construido especialmente para que las mariposas estén felices y contentas y nosotros podamos maravillarnos con ellas. Las mariposas comparten este hábitat con diversas especies de pájaros tropicales, desde mini pajaritos que te corretean entre los pies hasta dos enormes flamencos que juegan y se refrescan en un pequeño estanque.

Uno de los dos flamencos del conservatorio de mariposas
Uno de los dos flamencos del conservatorio de mariposas

Las mariposas están continuamente cruzándose en tu camino, y pasan tan cerca de ti que hasta puedes sentir como sus alas te abanican la cara. Hay algunas enormes, con alas del tamaño de la palma de mi mano, y por supuesto, de todos los colores imaginables: había unas preciosas con unos tonos en las alas azul eléctrico irisado, y otras como de un verde flúor, todas absolutamente maravillosas.

Una experiencia totalmente recomendable y que no olvidaréis fácilmente. El conservatorio se encuentra en una de las calles principales de Key West, llamada Duval Street. La entrada son 12 $ y cierran prontito, a las 17:00, así que la última hora de admisión es a las 16:30.

Esta mariposa, al abrir las alas, cambia totalmente su color y se convierte en una explosión de azul irisado
Esta mariposa, al abrir las alas, cambia totalmente su color y se convierte en una explosión de azul irisado

Casa de Hemingway

En la calle paralela, Whitehead Street, y un poco más hacia el norte, encontramos otra de las atracciones principales de Key West, la casa de Ernest Hemingway. He de confesar que nosotros desconocemos la vida y la obra de este autor, así que no teníamos un interés especial en visitar este museo, pero me imagino que si es de vuestro interés, esta visita tiene que ser chula. La entrada son 14 $, y la visita permite recorrer las estancias en las que este autor estadounidense tan admirado y respetado, ganador de un Premio Nobel, vivió y escribió durante más de 10 años. También tengo una curiosidad para vosotr@s sobre algunos de los «habitantes» de esta casa: aquí habitan unos 50 gatos polidáctilos, es decir, con seis dedos (en lugar de cinco en las patas delanteras y 4 en las traseras, que es lo habitual). La historia cuenta que el capitán de un barco le regaló a Hemingway un gato blanco con seis dedos, llamado Snow White. Muchos de los gatos de la casa (y de la isla) son descendientes de Snow White y mantienen este rasgo tan curioso.

Así de preciosa es la mariposa de antes al abrir las alas 😍
Así de preciosa es la mariposa de antes al abrir las alas 😍

Seguimos subiendo por Whitehead Street y nos topamos con uno de los puntos más fotografiados de Key West: el marcador de la milla 0 de la Overseas Highway. Es simplemente un poste en la acera de la calle donde se indica que allí comienza la carretera número 1 de EE. UU., pero es un lugar simbólico y muy fotografiable.

El principio de la carretera número 1 de EE.UU.
El principio de la carretera número 1 de EE.UU.

La pequeña Casa Blanca

Un poco más al norte, en otra calle paralela, Front Street, encontramos la llamada Truman Little White House. Este edificio, que data de 1890, tiene importancia histórica, ya que durante la Guerra de Cuba, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial sirvió como puesto de mando naval. En 1946, el presidente de EE. UU. Harry S. Truman empezó a utilizarla como residencia oficial presidencial en invierno, tradición que heredaron los presidentes posteriores.

Hoy en día, la Truman Little White House es un edificio público que actúa como museo y, al mismo tiempo, sigue conservando esa función de residencia presidencial para los presidentes que deseen utilizarla.

La Pequeña Casa Blanca de Truman
La Pequeña Casa Blanca de Truman

Mallory Square

Y seguimos recorriendo la isla avanzando hacia el norte (aunque más bien es el noroeste, si os fijáis en el mapa que encontraréis al final del post) porque el objetivo era llegar a la famosa Mallory Square para la puesta del sol. Mallory Square es una plaza a orillas del mar donde se celebra cada día la «fiesta» de la puesta del sol, donde se reúnen cientos de personas cada atardecer para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. Por supuesto, con tanto ambiente, también encontramos todo tipo de artistas callejeros, vendedores, etc.

Recomiendo que os informéis de a qué hora se pone el sol exactamente, ya que dependiendo de la época del año cambiará (por ejemplo, a nosotros en febrero se nos ponía sobre las 6 de la tarde) y que lleguéis con algo de tiempo para pillar un buen sitio, ya que las terrazas se llenan y los huequitos libres en las barandillas frente al mar también escasean.

Es una experiencia totalmente recomendable, aunque debéis tener en cuenta que, obviamente, cada día es diferente, y dependiendo de cómo esté el tiempo o el cielo de despejado tendrá un aspecto u otro. Este primer día estuvo chulo, pero aun así me dejó un poco fría; sin embargo, al día siguiente que repetimos, el día estaba más despejado y el atardecer fue realmente espectacular.

Atardecer brutal desde Mallory Square (foto sin editar)
Atardecer brutal desde Mallory Square (foto sin editar)

Esta primera noche cenamos en el Hard Rock Café Key West, que está ubicado en un edificio colonial que no puede ser más bonito: solo la gigantesca terraza, donde cenamos, ya vale la pena. Dentro, por supuesto, encontraremos todo tipo de decoración y objetos que pertenecieron a famosos, entre ellos, una guitarra de Kurt Cobain, los zapatos de Olivia Newton-John en Grease, y un guion original de esta misma película. Un Hard Rock Café diferente y con mucho más encanto del habitual.

A continuación visitamos dos de los pubs más famosos de la ciudad: el Sloppy Joe’s y el Green Parrot. Los dos molan y tienen ambientillo, y creo que hay una especie de competición entre ellos por ser el pub al que de verdad iba más Ernest Hemingway a tomarse sus copichuelas. Los dos merecen una visita, la verdad.

El Sloppy Joe's, uno de los pubs más famosos de Key West
El Sloppy Joe’s, uno de los pubs más famosos de Key West

DÍA 2

Visita al Southernmost Point

Aprovechando que nuestro hotel estaba justo al lado, decidimos ir a primera hora de la mañana al llamado Southernmost Point of the USA, es decir, el punto continental más al sur de EE. UU. Se trata de una especie de «boya» gigante de piedra que marca que ese extremo de Key West es el punto más meridional del país, y es el típico sitio en el que hay que hacerse la foto de rigor. Tengo entendido que las colas a lo largo del día llegan a ser kilométricas, por eso, aprovechando además la cercanía del hotel (1 minuto andando, tal vez) optamos por ir al Southernmost Point justo de después de desayunar, cuando solo había un puñadito de personas allí. Un sitio chulo y algo simbólico también, ¿no?

En la boya del punto continental más al sur de EE.UU.
En la boya del punto continental más al sur de EE.UU.

Primera experiencia con el paddle surf

Los Cayos es un lugar estupendo para practicar deportes acuáticos, y la oferta es súper amplia. Como nosotros no somos muy de buceo (a pesar de que los Cayos es una zona de buceo top a nivel mundial), decidimos tirar por otro lado. Nos hacía ilusión probar el paddle surf, ya que siempre nos ha parecido algo chulo cuando veíamos a gente practicándolo, así que decidimos que esta era nuestra oportunidad.

Contratamos la experiencia con la empresa Lazy Dog, que tiene comentarios bastante buenos en Internet. Pues bien, para empezar la salida fue mixta entre gente en kayak y nosotros, que éramos los únicos que íbamos en paddle board; el guía iba en kayak. Avisamos al guía de que era nuestra primera vez, esperando que el colega se lo currase un poco y estuviese un poquito pendiente de nosotros. Otra chica de la empresa nos explicó los fundamentos y nos enseñó cómo se suponía que teníamos que hacerlo todo, y empezamos la ruta.

Os digo ya que el paddle board no es fácil de primeras, cosa que no es ninguna sorpresa, ¿no? Estás de pie sobre el mar en una tabla, el equilibrio es complicado, es fácil caerte, hay que remar y eso cansa los brazos, el sol atiza que no veas, en las paradas de la ruta cuando el guía explicaba algo sobre los manglares o lo que fuese, es difícil mantenerte quieto y estable en un punto fijo durante la explicación, etc.

Colorido en Lazy Dog
Colorido en Lazy Dog

Pues como a los 10 minutos de haber salido yo empecé a ver que el grupo empezaba a distanciarse de mí, que me quedaba rezagada, así que le metí más caña con el remo pero… ¡no avanzaba! No es que esté yo en una forma física estupenda, pero sí que hago deporte prácticamente cada día, en concreto, natación, que fortalece los brazos y tal, así que no tenía mucho sentido lo que estaba pasando. Empecé a desesperarme y, no lo voy a negar, a asustarme, ya que el grupo iba desapareciendo entre los laberintos de manglares y me daba miedo no poder encontrarlos. Entonces, después de un rato que a mí se me hizo eterno, oí que alguien me gritaba desde el embarcadero de un puerto deportivo cercano. Un chico había visto la situación en la que estaba y él fue quien me dio la clave de lo que estaba pasando: ¡estaba atrapada en una corriente! Claro, por eso no avanzaba, pero estaba tan obcecada que ni me había dado cuenta de lo que estaba pasando en realidad. El chico me gritó que en lugar de intentar seguir al grupo, remase hacia el puerto deportivo donde estaba él para intentar salir de la corriente y, efectivamente, una vez salí, el avance fue mucho más fácil.

Pero, sinceramente, había pasado un mal rato y me había agotado remando a tope a contracorriente, me había asustado y además estaba enfadada con el guía porque aún está por girarse para ver si todo iba bien. Cuando llegué al embarcadero le dije al chico que no quería seguir con la ruta de paddle surf, me contestó que ningún problema, me ayudó a salir del agua y cargó la tabla de paddle a su propio barco. Yo no llevaba dinero ni nada encima, lo había dejado todo en tierra, pero aun así el chico me dio una botella de agua y, para intentar que se me pasase el disgusto y el cabreo que llevaba, me regaló una camiseta y una gorra de su empresa, Pirate Kings. Me dijo que él se encargaría de llevarme de vuelta al muelle de Lazy Dog en su barco, junto con la tabla, y se encargó también de avisar por móvil al guía, al que conocía, de que estaba con él y que me devolvía al muelle, aunque si por él fuese, me podría haber ahogado ya y no hubiese pasado nada 😡

A todo esto, Félix, pobre, se había quedado también rezagado al ver que yo me quedaba atrás, aunque a él no le pilló la corriente. Una vez hablé con el chico de Pirate Kings y me dijo que él me devolvía le dije a Félix que siguiese él con la excursión y así lo hizo, aunque dice que solo él sabe lo que le costó volver a pillar al grupo, que ya no estaba ni a la vista. De nuevo, menudo capullo el guía.

Total, que fuimos en barco de vuelta al muelle de Lazy Dog y allí me quedé esperando a que volviese Félix de la excursión, tomando el sol, tomándome una cervecita, haciendo fotos, charlando con la chica que nos había enseñado cómo funcionaba el tema del paddle board (que era originaria de Nueva York, pero resultó haber estado en Menorca, ¡qué pequeño es el mundo!). A Félix le encantó la experiencia y no se le dio mal del todo, así que genial por él. En mi caso, paddle board 1, Débora 0. Pero esto no quedará así. Por mis ovarios que esto lo vuelvo a hacer yo y que lo consigo.

¡Félix campeón!
¡Félix campeón!

Pero, ¿por qué os cuento todo esto? Pues por una parte, para que veáis que, incluso en vacaciones, a veces las cosas no salen bien. «Shit happens», como dicen en inglés. Y es lo que hay. Lo importante es no dejar que una experiencia así te amargue las vacaciones. Pero sobre todo, sobre todo, lo cuento porque, aunque ya lo hice en persona mil veces, quiero dar las gracias al chico de Pirate Kings, del que no sé ni el nombre, por ayudarme cuando estaba en una situación difícil y tratarme tan bien. ¡Las personas buenas existen! 🤩

Para comer este día optamos por un sitio de comida súper sana. La verdad es que a estas alturas del viaje, después de dos semanas de estancia en EE. UU., estábamos ya bastante saturados de comida típica americana y el cuerpo nos pedía cosas más ligeritas y verdes, así que nos encantó la propuesta de un pequeño local llamado Southernmost Soups and Salads, en el que, como su nombre indica, ofrecen sobre todo, sopas/cremas y ensaladas. Tienen un menú que consta de 1/2 ración de sopa y 1/2 de ensalada que, como las raciones americanas son más que generosas, el menú se queda genial (y no recuerdo el precio, pero era baratísimo). Y la comida la disfrutamos a tope: ingredientes naturales, sanos y nutritivos combinados de manera ingeniosa para que no quede soso ni aburrido. Un triunfazo.

Por desgracia, por lo que estoy viendo online, este local cerró sus puertas pocos meses después de que lo visitáramos, así que parece que ha dejado de ser una opción 😥

El Green Parrot, uno de los pubs más populares de Key West
El Green Parrot, uno de los pubs más populares de Key West

Paseo por Higgs Beach

Obviamente, hay multitud de playas tanto en Key West como en el resto de cayos, pero habíamos leído que Higgs Beach, también muy cerca de nuestro hotel (a apenas 15 minutos andando), era una de las mejores. Nosotros en realidad fuimos en coche, y la buena noticia es que el parking de esta playa es gratuito (al contrario que en muchas otras). Este es un buen momento para decir que aparcar en Key West es prácticamente misión imposible: en un artículo que leí antes del viaje decían que era más complicado aparcar en Key West que en pleno Manhattan, así que el dato del parking en la playa es para tenerlo en cuenta y, además, si vais en coche a Key West, es recomendable que os aseguréis de que vuestro hotel tenga parking en las instalaciones, ya que esto os va a facilitar bastante la vida.

La zona de la playa es bastante chula, con una bonita extensión de arena blanca, palmeras por todos lados, un bonito tono turquesa del agua, etc., aunque he de decir que cuando nosotros fuimos había bastantes algas por todos lados.

Un punto bonito por el que pasear es el muelle Edward B. Knight Pier. En otro post que leí antes del viaje vi que lo llamaban de cachondeo «el puente inacabado hasta Cuba», ya que se trata, efectivamente, de una prolongación en la zona sur de Key West que apunta hacia Cuba. Al final del muelle hay una amplia plaza, obviamente rodeada del mar, que tiene una enorme estrella de los vientos en el suelo que ocupa prácticamente toda la superficie de la plaza. No es que haya nada espectacular aquí, pero es un lugar agradable para un paseíto.

El muelle Edward B. Knight, apuntando a Cuba
El muelle Edward B. Knight, apuntando a Cuba

En la playa de Higgs Beach también podemos encontrar una antigua torre militar llamada West Martello Tower, que es la sede del Key West Garden Club. Se trata de un jardín tropical por el que se puede pasear y la entrada es gratuita.

En la parte este de Key West (como a 3,5 km de Higgs Beach) también encontramos la East Martello Tower, una construcción de 1862 que pretendía ofrecer una mayor protección militar a la isla durante la guerra civil. Sin embargo, nunca fue terminada y su diseño quedó anticuado. Actualmente, la edificación es un museo repleto de información sobre Key West y su increíble pasado. Podemos ver objetos de la guerra civil de los Estados Unidos, pinturas, esculturas… También muestra una de las balsas que los cubanos usaban para exiliarse de Cuba y huir del régimen castrista.

La gigantesca rosa de los vientos del muelle
La gigantesca rosa de los vientos del muelle

Mallory Square (again) y Mallory Square Market

Sí, este segundo día decidimos volver a la fiesta del atardecer de Mallory Square, e hicimos bien, porque el atardecer de este segundo día fue mucho más bonito que el del día anterior.

Después de la puesta de sol, curioseamos un rato por el llamado Mallory Square Market, un pequeño mercadito con tiendas de souvenirs, de regalos, de productos típicos, etc. Es un buen lugar para comprar algo de artesanía local, algún recuerdo o algún regalito para alguien. Podéis encontrar desde imanes, llaveros, camisetas, etc., hasta tiendas de conchas, de esponjas naturales, de jabones…

A 5 minutos andando de la famosa plaza encontramos otro de los pubs más conocidos de Key West, el Irish Kevin’s Bar. Se trata del típico pub irlandés y es bastante habitual que haya actuaciones en directo. Cuando estuvimos nosotros sí que había un tipo cantando con la guitarra, básicamente versiones de los 80 de las que te hacen levantar la jarra de cerveza y corear el estribillo.

Una cosa que nos llamó bastante la atención en Key West fueron las tiendas de camisetas personalizadas. Diría que sobre todo en Duval Street, la calle principal, aunque es posible que en alguna de las paralelas también, encontraréis una sorprendente cantidad de tiendas que te hacen la camiseta con el diseño que quieras en el momento. Hay cientos de diseños diferentes entre los que elegir y también un montón de modelos de camisetas de todo tipo, color y tamaño. Entonces básicamente eliges el tipo de camiseta que quieres y el diseño que quieres que te estampen y te lo hacen en un momento. Nos pareció curioso y no nos pudimos resistir: nos llevamos una cada uno 😅



Esta noche cenamos en otro sitio muy guay: el Banana Café. Seguíamos con la saturación de comida gorrinilla, así que esta crepería nos pareció una buena opción. Aparte de otro tipo de platos y entrantes tienen una alucinante selección de crepes, cada cual más delicioso. Son enormes y vienen con acompañamiento, tipo ensalada, etc. Cenamos en la mini terracita, yo opté por el crepe vegetariano y Félix por uno más carnívoro, pero lo encontramos todo riquísimo, así que también lo recomendamos como una buena opción, aunque si no vais con mucha hambre, tal vez un crepe para compartir y quizás algún entrante ya os sirve.

Habíamos visto que muy cerca del hotel había un restaurante de postres llamado Better than Sex que nos hacía gracia probar. Era una concepto nuevo para nosotros este del restaurante de postres y teníamos curiosidad, así que nos acercamos y llegamos a entrar, pero no había nadie en la recepción y parecía haber algo de cola; entre eso y que, como ya he dicho, íbamos sin hambre y ya habíamos cenado más de lo que hubiésemos querido, al final nos salimos y los descartamos. Por lo que veo en la carta online, hay todo tipo de postres que tienen una pinta brutal y bebidas para acompañar, tipo vino, cócteles con champán y cosas así. El ambiente era como muy oscuro y decadente, como un lugar de vicio y perdición, haciendo honor al nombre del local. Muy curioso, la verdad, y una pena que no nos cuadrase bien, porque seguro que hubiésemos flipado.

En el mercado de Mallory Square
En el mercado de Mallory Square

DÍA 3

National Key Deer Refuge

Por desgracia, nuestra estancia en Key West había llegado a su fin, así que tocaba empezar a subir por la Overseas Highway de nuevo (como ya he comentado, toda una experiencia y un auténtico placer) para explorar el resto de cayos durante dos días más antes de regresar a Miami.

Nuestra primera parada de este día fue el National Key Deer Refuge, en Big Pine Key. Para entender qué es esto, dejadme que os explique algo antes que creo que os va a alucinar tanto como a mí: en los Cayos de Florida hay una especie de ciervos autóctona llamada, de forma muy poco original, «Key deer» o ciervos de los Cayos. Esta especie tiene una peculiaridad, y es que es la especie de ciervos más pequeños de Norteamérica y eso hace que sean muuuuuy monos. Tienen tamaño perro: en serio, quieres morir de amor cuando los ves.

Sin embargo hay que tener una cosa muy en cuenta: se trata de una especie protegida y en peligro de extinción (se cuenta que hay solo unos 800 ejemplares en todos los Cayos, que es el único lugar del mundo en el que existen), y el principal peligro y, de hecho, la causa de su estado tan delicado, al borde la extinción, es, cómo no, la interacción con el hombre.

Los «Lower Keys» son su hábitat, y estos cayos están surcados por carreteras por las que pasan coches. Muchos ciervos mueren al cruzar estas carreteras atropellados por conductores que circulan sin prestar la atención debida o a más velocidad de la recomendada. Por este motivo es muy importante que los ciervos nos tengan miedo y se mantengan alejados de nosotros, de las carreteras y de nuestros coches. Para que los ciervos nos tengan miedo, hay que evitar a toda costa alimentarlos, acercarnos demasiado a ellos, acariciarlos e interactuar con ellos de alguna manera. De este modo, los estaremos protegiendo. Así que, aunque sean tan monos que parezcan un peluche, aunque queráis acariciarlos, abrazarlos y hasta llevároslos a casa, que es lo que pasará, es muy importante que hagáis un esfuerzo y os mantengáis alejad@s de ellos, que no los toquéis y, sobre todo, que no les deis nada de comida. También es muy importante conducir muy despacio y con mucha precaución cuando transitéis por las carreteras de su hábitat.

Un ciervo de los Cayos cruzando una carretera... ¡qué miedito! 😢
Un ciervo de los Cayos cruzando una carretera… ¡qué miedito! 😢

Todo esto os lo podrán explicar en el National Key Deer Refuge, en Big Pine Key, que, como os decía, fue nuestra primera parada en este tercer día de ruta por los Cayos. Allí podréis recopilar información sobre cuáles son las mejores zonas para observar a estos adorables animalitos, hay folletos, mapas, etc. También hay servicios.

En teoría, las mejores horas para los avistamientos son al amanecer y al atardecer; sin embargo, nosotros fuimos sobre las 10 o las 11 de la mañana y tuvimos la suerte de ver varios. Los mejores cayos para verlos son Big Pine Key y No Name Key.

El hombre del refugio nos recomendó visitar un lugar llamado Blue Hole, en el mismo Big Pine Key. Se trata de una cantera de piedra caliza abandonada convertida en lago; dicha piedra su utilizó para construir muchas de las carreteras originales de este cayo. El nivel del agua depende de la cantidad de lluvia que haya habido y del agua salada que fluye a través de la piedra caliza. Aquí podemos encontrar diferentes especies de peces, tortugas, aves y… ¡caimanes! (aunque nosotros a estos últimos no los llegamos a ver). Vale la pena el paseíto, es un lugar bonito, pero es que simplemente conduciendo por la carretera que lleva del National Key Deer Refuge al Blue Hole (la llamada Key Deer Boulevard) ya pudimos ver algunos ciervos. Estaban justo al borde de la carretera, y nos dio una pena… Bajamos del coche y la verdad es que ni se inmutaron, así que, efectivamente, poco miedo nos tienen 😔 Intentamos molestarlos lo menos posible y acercarnos lo justo para poder sacar alguna foto y que se viese su pequeño tamaño en comparación con nosotros.

El Blue Hole en Big Pine Key
El Blue Hole en Big Pine Key

Si tenéis problemas para avistar los ciervos, os recomiendo que recorráis el Key Deer Boulevard hasta el final: os lleva a ninguna parte, a un punto muerto en el que tendréis que girar y volver por donde habéis venido, pero esa zona es más tranquila y es posible que por allí tengáis más suerte para ver ciervos.

Vale muchísimo la pena esta parada en Big Pine Key para conocer a estos hermosos animales, tan únicos y especiales, y ya de paso, para concienciarnos de nuestro efecto en la flora y la fauna de nuestro alrededor y empezar a hacer ejercicios de responsabilidad.

Aquí se aprecia lo minis que son los ciervos de los Cayos en comparación con una persona
Aquí se aprecia lo minis que son los ciervos de los Cayos en comparación con una persona

Bahía Honda State Park

A la ida, cuando bajábamos de Miami a Key West ya lo vimos y tomamos nota mental de que a la vuelta teníamos que parar a apreciarlo mejor: el Old Bahía Honda Bridge, es decir, el antiguo puente por el que pasaba el ferrocarril que unía los Cayos, ahora en ruinas, el primero que se hizo antes de la Overseas Highway.

Las vistas del puente en ruinas desde la playa del lado del océano y no del Golfo de México, es decir, la playa que queda a mano derecha cuando vas circulando en dirección norte, son muy chulas, y vale la pena la paradita.

El antiguo puente desde Bahía Honda
El antiguo puente desde Bahía Honda

Para entrar al parque nacional en sí hay que pagar una tarifa de 9 $ por vehículo. Nosotros entramos y, por falta de tiempo, la verdad es que lo disfrutamos poco, pero es un lugar muy agradable, con bonitas playas, instalaciones muy completas y donde se pueden hacer todo tipo de actividades, como tours de snorkel o alquiler de kayaks. Hay tienda de souvernirs, bar-restaurante, posibilidad de alquilar hamacas, posibilidad de acampar o alquilar pequeñas cabañas, zonas de pesca, zonas de picnic, servicios, duchas, etc. Desde estas playas, que quedan a mano izquierda, en el lado del Golfo de México, también hay vistas espectaculares del puente antiguo, de las que puedes disfrutar mientras te bañas o mientras tomas el sol desde tu hamaca.

A esto le llamo yo bañarse con buenas vistas
A esto le llamo yo bañarse con buenas vistas

También se puede subir a un tramo del antiguo puente, desde donde hay vistas alucinantes de todo el cayo y de las bellísimas aguas que lo rodean.

Otra parada que vale la pena, tanto por ver el parque nacional en sí, con sus bonitas playas, como por las vistas tan chulas del antiguo puente y desde el mismo, si decidís subir.

El parque de Bahía Honda desde lo alto del antiguo puente
El parque de Bahía Honda desde lo alto del antiguo puente

Hospital de Tortugas de Marathon

Siguiendo por la Overseas Highway en dirección a Miami, nuestra siguiente parada fue el Hospital de Tortugas, ubicado en el cayo llamado Marathon.

Este hospital está equipado con los modernos equipos médicos que los veterinarios necesitan para llevar a cabo todo tipo de cirugías. Aparte de hospital veterinario, también es un centro de rehabilitación: cada verano el hospital recibe más de 100 crías de tortugas heridas o desorientadas y cada año recibe una media de 70 tortugas adultas heridas. Las tortugas que llegan al hospital se rehabilitan y se vuelven a poner en libertad lo antes posible. Hasta la fecha, el hospital ha liberado más de 1200 tortugas rehabilitadas.

La acción humana ha aumentado la presión sobre la población de las tortugas de mar en todo el mundo: las siete especies que existen están en la actualidad protegidas y en peligro de extinción.

Una de las tortugas en rehabilitación del hospital
Una de las tortugas en rehabilitación del hospital

¿Cuáles son los principales peligros a los que se enfrentan estos magníficos animales? Vamos a verlos:

  • enredos en hilos de pescar: los trozos de hilo de pescar que se tiran al mar suponen un gran peligro para las tortugas, ya que pueden quedar enredadas en ellos. Como consecuencia, pueden perder las aletas si el hilo llega a cortar el flujo sanguíneo. Además, si se los tragan, también pueden morir por heridas internas causadas por los anzuelos o los propios hilos.
  • enredos en cuerdas y redes: las tortugas pueden quedar atrapadas en las trampas para langostas y cangrejos, por lo que no pueden salir a la superficie a respirar, y acaban ahogándose y muriendo. Estos enredos también pueden causar daños y amputaciones de aletas similares a los provocados por el hilo de pescar.
  • impactos con embarcaciones: es importante navegar con precaución y nunca acercarse a una tortuga cuando las avistamos en el mar; los impactos de las hélices pueden causar daños muy graves en la cabeza, el caparazón, las aletas y los órganos internos, y pueden incluso provocar la muerte del animal.
  • derrames de petróleo, gasolina, etc.: estos productos químicos contaminan el agua y se introducen en los ojos, la boca y los pulmones de las tortugas, lo que puede provocar asfixia, ahogamiento, intoxicaciones e incluso la muerte.
  • obstrucción intestinal: las tortugas ingieren colillas de cigarros (que confunden con gambas y demás crustáceos) y bolsas de plástico (que confunden con medusas), lo que les provoca obstrucciones intestinales que pueden incluso llevarlas a la muerte.
  • urbanización de las costas: el aumento de la urbanización de las zonas costeras junto a las playas puede dañar las zonas de desove de las tortugas y puede provocar que tanto los adultos como las crías se desorienten a causa de la luz artificial.
  • tumores: en los últimos años ha aumentado alarmantemente el número de tortugas que sufren tumores.

Como veis, las tortugas marinas se encuentran en una situación muy vulnerable, y una de las funciones del Hospital de Tortugas, aparte de curarlas y rehabilitarlas, es educar a los visitantes para que todos actuemos, de nuevo, con más responsabilidad para evitar la (más que posible) extinción de esta especie. Yo, a mi vez, intento poner mi granito de arena en esta lucha contándoos todas estas cosas a vosotr@s a pesar de que pueda resultar una lectura no muy agradable, pero creo que es necesaria.

La visita no es barata, creo recordar que cuesta unos 25 $, pero tened en cuenta que ese dinero se reinvierte en el hospital, así que con vuestra visita estáis contribuyendo a salvar a las tortugas.

El tour empieza con una charla de la guía en una sala con aire acondicionado (importante) acompañada de una presentación donde os cuenta de forma más extensa todo esto que os acabo de resumir yo. También os hablarán de las diferentes especies de tortugas que existen y del trabajo que se lleva a cabo en el hospital. A continuación se pasa por las salas del hospital, con toda la maquinaria que utilizan los veterinarios para tratar a las tortugas y, por último, se sale al exterior, a la zona de los acuarios, donde se encuentran las tortugas en rehabilitación por cualquiera de los problemas que os he comentado. También hay otro acuario más grande donde están las tortugas «residentes» aquellas que nunca van a poder ser puestas en libertad por su vulnerabilidad, ya sea porque les falta alguna aleta, por haberse quedado ciegas, etc. Aquí tendremos las oportunidad incluso de darles de comer.

La visita es bastante larga, como una hora y media larga, así que dedicadle un buen rato a esta actividad porque vale la pena. Las visitas empiezan a las horas en punto y la última es a las 16:00 h.

Por último, un par de datos interesantes sobre estos animalitos, para quererlos aún más: cuando las tortugas están en movimiento (nadando, alimentándose, etc.) salen a la superficie a respirar cada 5-10 minutos, pero ¿sabíais que cuando están descansando pueden aguantar la respiración hasta 3-5 horas? Guau, ¿no? Y, ¿sabíais que normalmente suelen vivir más de 75 años? De nuevo, guau.

Esa carita...
Esa carita…

Llegada a Islamorada

Nuestro hogar durante las dos siguientes noches iba a ser el pueblo con el bonito nombre de Islamorada. Se trata, de hecho, de un Village of Islands, como ellos le llaman, es decir, de un pueblo de islas, ya que la población se extienda a lo largo de cinco pequeños cayos: Tea Table Key, Lower Matecumbe Key, Upper Matecumbe Key, Windley Key y Plantation Key. Más concretamente nosotros nos alojamos en el hotel Sands of Islamorada, donde estuvimos súper a gusto: habitaciones súper amplias, zona común con jacuzzis y piscina, pequeña playa privada… ¡una monada! Eso sí, como ya he comentado antes, la noche salió por un buen pico.

La población de Islamorada, por lo que vimos se reduce a un par de hileras de casas a cada lado de la Overseas Highway: es una población que se extiende totalmente a lo largo, siguiendo la carretera.

Esa tarde-noche la dedicamos a visitar una cervecería llamada Islamorada Beer Company y a relajarnos tomando unas cervezas allí. Ya os contará más sobre este lugar Félix en su post sobre las mejores cervecerías de los Cayos, pero os puedo adelantar que las cervezas propias no eran ninguna maravilla, pero que el local era agradable y curioso y tenían muchísimo merchandising de ropa estilo surfera, con prendas técnicas, etc.

Una tabla en Islamorada Beer Company
Una tabla en Islamorada Beer Company

Para cenar fuimos a un sitio que nos habían recomendado en Key West, un lugar llamado Lorelei Restaurant and Cabana Bar, y la verdad es que fue todo un acierto. El sitio es enorme, parece una especie de complejo, pero nosotros cenamos en una terraza muy amplia junto al mar, con un par de hombres con guitarras amenizando la velada. Por lo que veo en la web también hacen celebración del atardecer, pero nosotros llegamos ya de noche, porque en febrero el atardecer es muy temprano y nosotros fuimos directamente para cenar.

Es sin duda un lugar muy agradable donde cenar, tomar algo, comer o incluso desayunar, según su web. La ubicación es privilegiada, la comida estuvo buena y los precios nos parecieron muy razonables.



DÍA 4

El día 4 tuvimos mala suerte: nos diluvió todo el día 😥 .

No había mucho que hacer con tanta lluvia, pero no queríamos quedarnos sin ver una especie de mercadillo-poblado con tiendecitas de souvenirs y artesanía, así que fuimos igualmente. El lugar se llama The Rain Barrel Village y no tiene pérdida, ya que a la entrada encontraréis la escultura de una langosta enorme, bastante surrealista.

El poblado en sí es una monada: todo lleno de tiendecitas, cafeterías, estudios de artistas, talleres artesanales, etc. Todo con un aspecto muy cuidado y descuidado a la vez: con techos de paja y un rollo muy hippie y alternativo. Allí podréis encontrar desde imanes y demás souvenirs típicos hasta ropa o piezas de artesanía como cristal tallado o joyería. Había cafeterías que tenían terrazas con buena pinta, pero con la lluvia fue imposible sentarnos a tomar algo, una lástima.

¡Pedazo de langosta!
¡Pedazo de langosta!

Aun con el tiempo horrible que nos hizo, fue una visita muy chula, y es difícil salir de allí sin llevarte algún recuerdo: yo desde luego caí y me llevé unos shorts muy chulos y ahora, cada vez que me los pongo, me recuerda a mi estancia en Islamorada 😊

Y durante el día poco más pudimos hacer: en el hotel nos metimos en el jacuzzi a pesar de que lloviese porque, total, qué más da, hicimos un poco de organización de maletas, nos echamos una siesta… En fin, cuando llueve es lo que hay… Una lástima, porque nos hubiese gustado explorar un poco los alrededores, tal vez tumbarnos en la playa y poder disfrutar un poco más de las instalaciones, pero, oye, no pudo ser.

Ya por la tarde-noche sí que teníamos mejor plan, ya que había otra cervecería que queríamos visitar, llamada Florida Keys Brewing Company. Aquí la calidad del producto era muuuucho mejor, tanto de las cervezas propias como de las invitadas. Además había un montón de ambiente porque tuvimos la suerte de pillar Trivia Night, aunque resultó ser temático de cine, que es un tema que no es nuestro fuerte, así que no participamos, pero igualmente lo pasamos bien viendo al resto de gente jugar y competir y probando buenas birras en la bonita terraza que tienen en la parte trasera. De nuevo, Félix os contará más en su post, pero este sí que es un sitio recomendable donde pasarte a tomar algo en Islamorada.

Y otra tabla en Florida Keys Brewing Company
Y otra tabla en Florida Keys Brewing Company

DÍA 5

Cayo Largo

Ahora sí que sí que nos tocaba regresar ya a Miami, pero aún teníamos un par de paraditas planeadas de camino a la capi. La primera era visitar Cayo Largo, el primero de los cayos que te encuentras al bajar de Miami, es decir, el que se encuentra más al norte, prácticamente pegado al continente.

En este cayo destaca el parque John Pennekamp Coral Reef State Park. Si no recuerdo mal, había que pagar también un precio de entrada de 9 $ por coche. Se trata de un parque nacional submarino, es decir, lo interesante se encuentra bajo el agua, ya que se trata de una zona coralina y llena de arrecifes que albergan todo tipo de vida marina. Uno de los atractivos que ofrece es el llamado Cristo del Abismo, una estatua de Jesucristo que se encuentra en el fondo del mar y a la que se puede llegar buceando o haciendo snorkel. Seguro que es muy chula de ver, pero nosotros, como no somos de bucear, nos quedamos en la superficie y nos limitamos a recorrer la zona a pie.

Visitamos una de las playas más famosas de Florida, Cannon Beach, llamada así porque en la propia arena hay apostados varios cañones originales del S. XVII orientados hacia el mar. De nuevo, para los que os gusta el submarinismo o el snorkel, bajo las aguas de Cannon Beach se pueden ver los restos del naufragio de un barco español.

Personalmente, he de decir que no me declaro muy fan de las playas que vimos en Miami y en Florida en general: normalmente son muy amplias y largas y, no sé si sería por la época del año o qué, pero había muchísimas algas en todas. Además, tienen pinta de «agresivas», es decir, de que se hagan muy profundas en seguida y de que el oleaje sea muy fuerte. Es lo que tiene ser de Menorca y estar acostumbrada al Mediterráneo, que es un laguito tranquilo en comparación con el Atlántico. Llamadme loca, pero yo me quedo con las playas y calas de Menorca 😍 .

La lengua de las mariposas :)
La lengua de las mariposas 🙂

Coral Castle

La última parada antes de volver definitivamente a Miami fue el Coral Castle o Castillo de Coral, ya en el continente, en la población de Homestead.

Se trata de una de las visitas más curiosas, e incluso frikis, de las que se pueden hacer en Florida, aunque en realidad, la historia que se encuentra detrás de este lugar es una historia de amor. Es esta: Edward Leedskalnin nació en Letonia en 1887, y en 1913 se prometió con una chica 10 años más joven que él, Agnes Scuffs. El día de antes de la boda, Agnes le dijo a Ed que no quería casarse con él porque era demasiado viejo.

Con el corazón destrozado, Ed se fue de Letonia y deambuló durante varios años por diferentes lugares de América desarrollando trabajos físicamente exigentes, que lo convirtieron en un hombre fuerte, hasta que acabó comprando un terreno en el sur de Florida. Allí, por razones desconocidas, decidió construir un «castillo» de roca de coral dedicado a Agnes, sin ayuda, utilizando solo herramientas sencillas, muchas de ellas fabricadas por él mismo.

El Castillo de Coral de Homestead, una verdadera curiosidad
El Castillo de Coral de Homestead, una verdadera curiosidad

Es un auténtico misterio cómo él solo excavó, talló y movió las toneladas de roca coralina para construir su castillo, a pesar de su fortaleza física, y cuando alguien le preguntaba por este tema, él respondía que entendía las leyes de la física que le permitían mover esos pesos por palanca.

La mayor parte del «castillo» son en realidad esculturas realizadas con la piedra coralina. Algunas de ellas, como un telescopio Polaris que curiosamente funciona, indican la pasión de su autor por la astrología. También podemos encontrar allí el único reloj de sol del mundo con las estaciones del año y una inmensa puerta de 9 toneladas que, gracias a su ingenioso sistema de funcionamiento, podía abrirse fácilmente con una sola mano a pesar de ser tan pesada. Otros de los elementos curiosos que encontramos en el Coral Castle son una enorme mesa de piedra en forma de corazón, en honor a su amada Agnes, varias esculturas y muebles en forma de lunas y planetas, y la pequeña torre donde Ed vivía con mucha sencillez.

La entrada incluye la visita guiada, en inglés, que es muy recomendable para descubrir todas las curiosidades del lugar, que son muchas. Sin duda una visita muy original y curiosa que no os dejará indiferentes.

Visitar el Castillo de Coral es una experiencia auténtica de verdad
Visitar el Castillo de Coral es una experiencia auténtica de verdad

Y con esto y un bizcocho se nos ha pasado ya nuestra estancia de cuatro noches en los Cayos de Florida. Como veis, hay muchísimas cosas que hacer y que ver, y a nosotros, a pesar de dedicarles cuatro noches, se nos quedó corto el tiempo y en muchos sitios estuvimos prácticamente de pasada cuando se merecían mucha más atención. Aun así, nuestra visita a los Cayos la recuerdo con mucho cariño, es un lugar que tiene un ambiente especial, un rollo muy auténtico y es bastante diferente a todo.

Es un lugar ideal para desconectar y estar en contacto con la naturaleza, tanto si lo vuestro es la playa y las actividades acuáticas, como si lo que os interesa es la fauna autóctona, con todo lo que os he explicado sobre el conservatorio de mariposas, los ciervos de los Cayos y el Hospital de Tortugas.

Es un lugar especial y único en este maravilloso mundo tan diverso que tenemos, y os recomiendo de todas, todas que lo visitéis y disfrutéis de él como tuvimos la suerte de hacer nosotros.


¡No solo hay mariposas en el conservatorio!
¡No solo hay mariposas en el conservatorio!

PDT. – Por cierto, si tenéis pensado visitar los Cayos de Florida o simplemente tenéis curiosidad, os recomiendo una serie de Netflix que está rodada allí, específicamente en Islamorada. Se llama Bloodline, y aparte de ver los paisajes y ayudaros a comprender mejor cómo es la vida en los Cayos, a nosotros nos pareció una pedazo de serie. Si la veis, ¡ya me contaréis! 😊

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