¡Hola, viajer@s!

Hoy vengo a hablaros de una de mis últimas aventuras, otra entrega de la serie Travelling la vida loca with friends: mi reciente estancia en Oporto. La excusa fue la despedida de soltera de mi amiga Vane. Algun@s recordaréis que mi propia despedida de soltera (bueno, una de ellas 😅) fue un viaje a Lisboa, que, por cierto, moló un montón: ¡mis amigas son lo más! Pues bien, mi amiga Meri y yo decidimos que para esta ocasión, estaría guay llevar a Vane de despedida de soltera a Oporto y crear así una especie de tradición de ir a Portugal en nuestras despedidas de soltera 😂 ¡Y eso fue lo que hicimos!

Plan de dos días

El plan era estar 2 días y 2 noches en Oporto e intentar aprovecharlos al máximo combinando turismo con fiesta a tope. Eh, ¿qué pasa? No olvidemos que estamos hablando de una despedida de soltera, ¿eh? Esta es una misión casi imposible, y alguna cosita del plan inicial se nos quedó pendiente, pero yo os lo pongo todo por si vosotr@s vais con más tiempo o no apuráis tanto la parte de «fiesta a tope» y sois capaces de levantaros más pronto que nosotras por la mañana del segundo día 😂

Nosotras fuimos a principios de junio, y he de decir que el tiempo no nos acompañó demasiado 😢  Hasta la gente de Oporto estaba extrañada de que no hiciese tiempo veraniego ya, pues por lo visto en junio normalmente ya es temporada de sol y de playa en la zona, pero nosotras tuvimos la mala suerte de pillar un fin de semana nublado y con algunas lluvias… ¡Qué se le va a hacer! ¡Habrá que volver con mejor tiempo para poder ver la ciudad con sol y poder visitar algunas de las bonitas playas cercanas!

En este post os voy a contar 20 imprescindibles que hay que hacer en Oporto en dos días (aunque ya os digo que alguno se nos quedó fuera), y los voy a ir poniendo en orden cronológico para que os hagáis una mejor idea de cómo lo organizamos y cómo nos fuimos moviendo por la ciudad. ¡Vamos allá con ese Oporto bonito!

Qué hacer en Oporto en dos días

1. Pasear por la zona de la Rua das Flores

Aterrizamos en Oporto súper pronto el viernes por la mañana y, tras llegar al centro con un servicio de transporte que contratamos aquí y que nos fue estupendamente tanto a la ida como a la vuelta, llegamos al centro de Oporto a media mañana. Dejamos las maletas en la recepción de nuestros apartamentos Oporto Invite, de los que hablaré más adelante, y nos fuimos a pasear por el centro hasta que fuese la hora de poder entrar al apartamento.

Decidimos pasear por la zona de la Rua das Flores, para descubrir un poco el centro y disfrutar de una parte muy animada de la ciudad y repleta de restaurantes y barecitos donde parar a tomar algo. Aprovechamos una de estas paradas para probar uno de los que yo diría que son los tres vinos típicos de Portugal: el de DO Douro, un tinto muy bueno. Los otros dos tipos son el vino verde, un blanquito un poco espumoso súper facilón y, por supuesto, el Oporto, del que os hablaré más adelante. También comimos por ahí en uno de los múltiples restaurantes que hay en esta zona de la Rua das Flores.

2. Admirar las fachadas cubiertas de azulejos tradicionales

Esta actividad puede dejarte embobada un buen rato, ya que en Oporto, como en muchas otras zonas de Portugal, decoran las fachadas de los edificios con bonitos azulejos tradicionales pintados, que les dan un aire muy cuco y totalmente reconocible a los edificios: ¡no hay duda de que estamos en Portugal! Predominan los azulejos pintados con motivos en tonos azules, pero encontraréis una gran variedad de azulejos de todo tipo por toda la ciudad. ¡Son una maravilla! ¡Y tan fotogénicos! Destacan los de la estación de San Bento, de los que hablaré más adelante.

3. Flipar con la Librería Lello e Irmao

Ya en la parte alta de la ciudad, en la zona de Clérigos, se encuentra una de las joyas de Oporto: la librería Lello e Irmao (R. das Carmelitas 144). Se trata de una librería antigua, señorial, hermosamente ornamentada y con un encanto especial tanto por fuera como, sobre todo, por dentro. Dicen que fue el lugar en el que J. K. Rowling, la autora de los libros de Harry Potter, se inspiró para crear Hogwarts, y no me parece una teoría descabellada en absoluto, pues este lugar destila magia por los cuatro costados. La entrada cuesta 4,5 euros y se debe comprar en la tienda de la esquina, no en la propia librería. En esta tienda hay todo tipo de merchandising de Harry Potter, así que si sois fans de la famosa saga, ¡diversión doble para vosotr@s!

El interior de la librería es alucinante: todas las estanterías, desde el suelo hasta el techo, son de madera oscura y están muy trabajadas, hay decoración en madera en el techo y el elemento que destaca es, sin duda, la impresionante escalera doble para subir al piso de arriba. También hay una bonita vidriera en el techo que deja entrar la luz natural. Si compráis cualquier libro, se os descontará el precio de la entrada del precio total del libro.

4. Visitar la Torre dos Clérigos

Nuestro apartamento de Oporto Invite se encontraba justo junto a la Torre dos Clérigos, que es uno de los símbolos de la ciudad, además de un buen mirador. La ubicación del apartamento junto a esta iglesia es inmejorable, la zona es súper animada y chulísima y la torre en sí es bien bonita. Intentamos subir, ya que, según parece, las vistas de la ciudad son espectaculares, pero había una cola de la leche, así que decidimos dejarlo pasar. Una lástima, porque seguro que vale la pena. Aun si no subís, aprovechad el viaje hasta esta parte alta de la ciudad para pasear por esta zona, que es preciosa. Os recomiendo que, aparte de la Torre dos Clérigos, visitéis la librería Lello e Irmao, de la que acabo de hablar, la Plaza de Lisboa, la Igreja do Carmo, el Jardín Da Cordoaria y ya empecéis a bajar hacia el río.

5. Asomaros al Mirador da Vitoria

Bajando de la zona alta de la ciudad a la zona baja, junto al río, encontraréis diversos puntos con buenas vistas: uno de ellos es el Mirador da Vitoria. Es un sitio genial para hacer unas cuantas fotos de las excelentes vistas que obtendréis del río y de los tejaditos rojos de las casas de Oporto. Por cierto, ya he mencionado en más de una ocasión eso de «parte alta» y «parte baja» de la ciudad; pues bien, que sepáis que en Oporto hay muuuuchas cuestas y muuuuuy empinadas y, por tanto, hay mucha diferencia de altura entre la parte alta y la parte baja de la ciudad. Tenedlo en cuenta a la hora de planificar vuestra ruta; creedme, vuestras rodillas (al bajar) y vuestros cuádriceps (al subir) os lo agradecerán.

6. Pasear por la zona de Ribeira

La zona de Ribeira, es decir, la zona de la ciudad que se encuentra a la orilla del Duero, es una de las zonas más bonitas de Oporto para pasear, para tomar algo o para cenar. Las fachadas de las casitas que están a pie de puerto son de mil y un colores diferentes, cosa que la da a la zona un ambiente muy pintoresco, y abundan los bares y restaurantes donde comer, cenar o tomar algo, tanto en el paseo con vistas al río y a Vila Nova de Gaia como en las callejuelas que quedan detrás de este. También hay una pequeña plaza de aspecto muy coqueto llena de todavía más locales turísticos. Se trata de una zona preciosa y animada, ideal para dar un bonito paseo y disfrutar del ambiente y de unas especialidades portuguesas.

7. Degustar un buen vino de Oporto en Portologia

Portologia, ubicado en una de estas callejuelas interiores de la zona de Ribeira (552, R. de São João 28), es un buen local donde poder probar el famoso vino dulce de Oporto. Se nota que el lugar tiene solera y que el personal es entendido. La carta es amplia, ya que dentro del Oporto hay diferentes variedades, según lo prefiráis que tire más a dulce o más a licor, y también es posible combinarlo con alguna tabla de embutidos o de quesos. Nuestra conclusión fue que este vino dulce que recibe el nombre de la ciudad en la que se produce está bueno, pero que, precisamente por su dulzor, no sabemos encontrar muy bien el momento de tomarlo. ¿Acompañando un postre, tal vez? ¿Como aperitivo con un pequeño picoteo? Hay que tener en cuenta también que es un vino con una graduación alcohólica importante, alrededor de los 20 grados, así que pocas bromas: las copas son pequeñas y considero que no es conveniente tomar más de una o dos copitas si no queréis bajar rodando las empinadas cuestas de Oporto.

8. Degustar la variada gastronomía tradicional portuense

Hay varios platos típicos tanto de Oporto como de Portugal en general que debéis probar durante vuestra estancia en la ciudad.

Destaca la «francesinha«, que es una especie de sándwich de pan de molde relleno de diferentes tipos de embutidos típicos, un filete (normalmente de ternera), a veces lleva un huevo frito y está cubierto de queso gratinado. Además se sirve con una especie de salsa picante hecha a base de cerveza y tomate y suele ir acompañado de patatas fritas. Una bomba, vamos. Pero una bomba deliciosa 😋. Además, no suele ser un plato nada caro.

Los platos de bacalao, cocinado de diferentes maneras, son omnipresentes en todo Portugal, por lo que si sois de pescado, no debéis perdéroslo.

La alheira también es bastante común en Oporto: se trata de una especie de salchicha ahumada que se fríe o se asa y que está hecha de carne de cerdo y de ave, pan, ajo, aceite y pimentón. Tiene un sabor potente y destaca el regusto ahumado del embutido. Está muy rica, pero destaco otra vez que es potente como ella sola.

Como dulce, aquí los reyes son los pasteles de nata (similares a los pasteles de Belém de Lisboa), que son una especie de tartaletas de hojaldre rellenas de crema pastelera, que queda un poco tostadita por encima. Otra bomba 😂, pero ¡qué buenos están! Eso sí, son consistentes, que aunque suelen ser pequeñitos (unos 8 cm de diámetro, según he leído), pesan lo suyo.

Además, como bebida, es común regar las comidas o cenas con el tradicional vino verde del que ya os he hablado antes, un vino blanco joven que es ligeramente espumoso y tiene cierto sabor ácido. Es típico de la zona noroeste del país y se trata de un vino leve y fresco, afrutado y fácil de beber. ¡También hay que probarlo!

9. Dar las gracias por la existencia del elevador dos Guindais

Una vez hayáis comido o cenado en la zona de Ribeira y queráis subir otra vez a la zona alta de la ciudad con la panza llenita, como era nuestro caso, llega la hora de agradecer de corazón la existencia del elevador o funicular dos Guindais, que encontraréis frente al famoso puente Don Luis I. Ya he comentado en más de una ocasión que las cuestas de Oporto son muy pronunciadas, así que aunque el paseo en el elevador dure solo un par de minutos, este trayecto de 2,5 euros os permitirá ahorraros una subida agotadora, además de disfrutar de unas vistas preciosas del río, el puente Don Luis I, Vila Nova de Gaia y la zona de Ribeira. Lo utilizan hasta los locales a diario para ahorrarse la caminata, así que por algo será: totalmente recomendado. Os dejará en la zona de Batalha, en la parte alta de la ciudad.

10. Salir de fiesta por la zona de Clérigos

Una vez hubimos cenado en Ribeira y subimos con el elevador hasta la zona alta, nos dirigimos a la zona de nuestro apartamento de Oporto Invite, a la zona de Clérigos, ya que habíamos leído que a 1 minuto de ahí estaba una de las zonas de fiesta más chulas de la ciudad, con locales muy molones y un montón de ambiente… Y efectivamente, ¡así fue! Voy a comentar aquí los lugares que más nos gustaron de esta zona y dónde se encuentran.

• El primer local al que fuimos fue The Gin House (R. de Cândido dos Reis 70), especializado, como su nombre indica, en gin tonics gourmet (sobre los 10 euros, precio español, vamos). Tuvimos suerte y pudimos pillar un sitio en la terraza, ya que estaba todo bastante lleno, y ahí disfrutamos de unos buenos gin tonics para rebajar esa cena. Una chica majísima con la que estuvimos hablando nos informó de que dentro del local, en el piso inferior, había zona de baile, ponían música chula y estaba muy animado, así que decidimos bajar más tarde y la verdad es que estuvo genial para pegarse unos bailoteos. Obviamente, no es mi estilo de música, pero se escuchó desde Enrique Iglesias y Ace of Base hasta Tina Turner, Backstreet Boys y Britney Spears. ¡Lo pasamos pipa y nos reímos un montón!
• Un local sobre el que habíamos leído buenas críticas es el Plano B (R. de Cândido dos Reis 30), ubicado en la misma calle que el Gin House. Es una discoteca de dos plantas que tiene salas con diferentes ambientes: el piso por el que entras es más de relax y el de abajo tiene una zona de música electrónica y otra más de pachanga. El local es chulísimo, con estatuas clásicas y decoración muy guay, y allí también lo pasamos bien.
• Otro local en el que estuvimos pero que no nos gustó tanto fue el W Black (Rua Cândido dos Reis, 104). La música era más reggaetón (muy de moda en Portugal también, flipamos un poco…) y había menos ambiente. Tal vez pillamos un mal momento, no sé, porque se supone que la música tiene que ser funk, soul, reggae y house… Igual habría que darle otra oportunidad. Especializado en cócteles.
• Diría que el local en el que mejor nos lo pasamos fue en el llamado Tendinha (R. Conde de Vizela 80), situado en la calle paralela a la que se encuentran todos los lugares anteriores. Se trata de un discoteca de música rock (y algo de pop también, para qué nos vamos a engañar) que abre hasta las 6 de la mañana. Cuando entramos estaba sonando Smells like Teen Spirit de Nirvana, así que ya vimos de primeras que el lugar prometía, aunque he de decir que no se mantuvo ese nivel toda la noche. Sonó un poco de todo: música de los 80, rock, música electrónica molona (Prodigy y Chemical Brothers, por ejemplo). Buen sitio, con zona de baile muy amplia para darlo todo y con mucho ambiente de gente de lo más variopinta. Muy divertido.

A todo esto, la calle que se supone que es famosa de verdad para salir de fiesta es la paralela del otro lado, llamada Galerias de París, pero esa no la llegamos a pisar: a la próxima tendrá que ser. Como veis, salir de fiesta por esta zona es muy fácil, ya que estas tres callecitas paralelas están llenas de locales interesantes y animados y con cierta variedad musical dentro de los estilos más mainstream.

He de decir que a los grupos de chicos que van solos les suelen poner bastantes problemas los porteros para entrar a los locales (lo habíamos leído antes de ir a Oporto y una vez allí lo vimos con nuestros propios ojos). Nosotras fuimos buena gente y ayudamos a un grupo de chicos franceses a entrar a Tendinha diciendo que iban con nosotras, fue nuestra buena obra del día 😂.

Hasta aquí llegó nuestro primer día en Oporto… ¡No veas lo que agradecimos a las tantas de la mañana que nuestro apartamento de Oporto Invite estuviese a 1 minuto de la zona de fiesta! Sigamos entonces con el segundo día.

11. Pasear por la Plaza de la Libertad

La Plaza de la Libertad es la plaza más importante de Oporto, y en ella encontramos un enorme monumento ecuestre dedicado al rey Pedro IV.

De esta plaza sale una de las arterias más importantes de la ciudad, la Avenida de los Aliados, llena de edificios modernistas del S. XX, como el propio Ayuntamiento. Vale la pena recorrer tanto la plaza como esta gran avenida para descubrir el Oporto más elegante y señorial.

12. Admirar la decoración de la Estación de San Bento

Se trata de una estación de tren que data de principio del S. XX y que se encuentra en pleno centro de la ciudad (Plaza de Almeida Garrett), por lo que es un sitio ineludible. Aunque la fachada ya es bonita, su verdadera belleza se encuentra en el interior, pues su hall de entrada se encuentra decorado con más de 20.000 azulejos de estilo tradicional, en tonos azulados, a través de los que se narra la historia de Portugal.

13. Disfrutar de la paz que reina en la Catedral de Oporto

A pocos minutos de la Estación de San Bento bajando hacia el río nos encontramos con la Catedral de Oporto, la Sé.

La catedral data del siglo XII y a lo largo de los siglos ha sufrido muchas reconstrucciones, por lo que en este emblemático edificio están presentes diferentes estilos. La mayor parte de la catedral es barroca, aunque la estructura de la fachada y el cuerpo de la iglesia son románicos, y el claustro y la capilla de San Juan Evangelista son de estilo gótico.

En su interior, las grandes columnas hacen que aumente la sensación de estrechez y altura de la nave central. Presenta una decoración muy sobria y las paredes están desnudas, a excepción del altar mayor y algunas de las capillas de estilo barroco.

Aunque nosotras no entramos porque era de pago, también se puede visitar el claustro, que data del S. XIV y que está decorado también con azulejos tradicionales pintados de azul y que representan escenas religiosas.

14. Cruzar el puente Don Luis I

¡Pocas veces es tan fácil cambiar de población! En una de las márgenes del río nos encontramos en Oporto y, simplemente cruzando el icónico puente de Don Luis I, nos encontramos ya en la población de Vila Nova de Gaia.

El puente en sí es una auténtica maravilla, y uno de los elementos más reconocibles de la ciudad, sin duda alguna. Data de finales del S. XIX, y uno de los ingenieros encargados de diseñarlo fue discípulo de Gustave Eiffel, y sí que es cierto que el estilo del puente puede recordar al de la icónica torre parisina.

El elemento más destacable del puente es el gran arco metálico que une ambas orillas del río, para cuya construcción hicieron falta miles de toneladas de hierro. Además, curiosamente, el puente tiene dos niveles diferentes: por el piso superior, de casi 400 metros de longitud, circula el metro de Oporto, mientras que por el piso inferior, de unos 175 metros, circulan los vehículos.

Tanto en un piso como en el otro hay también pasarelas para los peatones, así que se puede cruzar desde Oporto hasta Vila Nova de Gaia tanto desde la parte alta de la ciudad como desde la parte baja, y está genial porque puedes ir parando a hacer las fotos o vídeos que quieras, o simplemente a disfrutar del paisaje, desde las dos alturas. Nosotras cruzamos a la ida por la parte alta y a la vuelta por la baja.

15. Tomar el teleférico de Gaia

Como os he dicho, a la ida cruzamos el puente por el nivel superior, lo que nos dio la oportunidad de, ya en la otra orilla, en la población de Vila Nova de Gaia, coger el teleférico de Gaia para bajar al nivel del río. Se trata de un teleférico que circula de forma paralela al río y cuyo recorrido es por encima de todas las bodegas de Oporto que se apiñan a orillas del Duero en la parte de Vila Nova de Gaia.

El precio de solo ida es de 6 euros y el viaje dura unos 5 minutos, durante los cuales se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares del río, de Oporto, de Vila Nova de Gaia y del propio puente Don Luis I. No es barato, pero es una experiencia más, y las vistas son realmente preciosas.

Además, el billete incluye también una pequeña degustación de una copita de vino de Oporto en una de las bodegas, así que genial 😊.

16. Visitar una bodega de Oporto

Esta es una de las actividades imprescindibles que hay que hacer en Oporto y, sin embargo, es una de las que se nos quedó fuera por falta de tiempo y por no poder cuadrar horarios. He de decir que los horarios de muchas de las bodegas de Vila Nova de Gaia son bastante reducidos y extraños (al menos para la mentalidad española). La cuestión es que no pudimos cuadrarlo y se nos quedó pendiente para la siguiente ocasión.

Nos tuvimos que conformar con la pequeña degustación que incluía el billete del teleférico en la bodega Quinta Santa Eufemia (Rua Santa Marinha 77), que nos pareció un lugar con muchísimo encanto y muy agradable. Además, de camino de vuelta de la bodega a la orilla del río, nos topamos por casualidad con una de las obras de street art más chulas que he visto nunca. Se trata de la obra Half Rabbit, del artista Bordalo II, y es un conejo enorme fabricado con todo tipo de materiales reciclados que ocupa toda la esquina del cruce de la calle Guilherme Gomes Fernandes con la calle Dom Alfonso III. ¡Simplemente alucinante!

17. Comer en el mercado gastronómico de Beira Rio

Siempre se recomienda aprovechar la visita a Vila Nova de Gaia para comer allí porque hay bastante oferta y los precios son incluso más baratos que en Oporto. Nosotras decidimos comer en el mercado de Beira Rio que queda justo al lado de la estación donde te bajas del teleférico de Gaia, no tiene pérdida. En mi despedida de soltera, que ya os he comentado que fue en Lisboa, también cenamos en un mercado gastronómico súper guay y nos gustó tanto la experiencia que, al ver el mercado Beira Rio ahí tan a mano, no nos lo pensamos y comimos ese día allí: volvimos a acertar de lleno. El ambientillo era genial, el mercado es precioso y hay un montón de oferta gastronómica súper variada y súper rica. A nosotras, curiosamente, nos entró por los ojos lo que se había pedido la chica que teníamos sentada al lado, que era un plato variado de opciones vegetarianas: resulta que uno de los puestos ofrece un buffet libre de todos los platos vegetarianos que tiene en su stand por solo 8 euros. Había una sopita, todo tipo de ensaladas, couscous, quiche, pasteles, etc. Bueno, bonito y barato, oiga. Súper recomendable.

Después de comer estábamos K.O., así que fuimos paseando por la orilla del río, atravesamos el puente Don Luis I por el nivel inferior en esta ocasión, volvimos a coger el elevador dos Guindais y en un momento estábamos en nuestro súper apartamentito para echarnos una merecida siesta 😅.

18. Paseo en barco por el Duero

Si no hubiésemos estado tan destruidas, este hubiese sido un buen momento para hacer el crucero en barco por el Duero. Uno de los paseos más habituales es el llamado crucero de los 6 puentes, podéis ver los detalles de una de las empresas que lo ofrece aquí, así como reservarlo directamente. En resumen, se trata de un crucero en un rabelo, el barco tradicional de la zona que se utilizaba para transportar las cubas desde los viñedos del valle del Duero hasta las bodegas de Vila Nova de Gaia, el recorrido dura 50 minutos y tiene un precio de 15 euros. ¡Queda apuntadísimo para la próxima!

19. Darse un pequeño capricho en el Café Majestic

Después de nuestra súper siesta, decidimos irnos a merendar a una de las cafeterías más famosas y elegantes de la ciudad: el Café Majestic (Rua Santa Catarina 112). Había algo de cola en la puerta, lo cual fue un poco un fastidio, porque además estaba lloviendo, pero no fueron más de 5 o 10 minutos, y al ver el precioso interior decidimos que la breve espera había valido totalmente la pena.

Al entrar y mirar a tu alrededor te transportas automáticamente a la belle epoque parisina: esa elegancia, esa decoración clásica y ligeramente recargada, los camareros de punta en blanco… Es uno de esos sitios que destilan historia y grandeza. Nosotras optamos por tomar unos cappuccinos y unas torrijas y un pastel de queso para acompañar: rico, rico.

Si sois de l@s que os gusta daros un caprichito en vuestros viajes, este es un buen sitio para hacerlo en Oporto: los precios son escandalosamente caros, pero para darse un pequeño lujo, y más en nuestro caso, que estábamos de celebración, es el sitio perfecto.

20. Degustar una buena cerveza artesanal en la cervecería Letraria

Los que me seguís o me conocéis, sabéis que Félix y yo somos muy de cerveza artesanal; de hecho, aquí podéis encontrar todos los posts que hay en el blog al respecto. Pues bien, aunque en esta ocasión no estuviese Félix presente, que es el auténtico experto, yo siempre intento incluir también alguna cervecería en todos los plannings, y como las chicas son más majas que las pesetas, les pareció genial que nos pasásemos por esta cervecería de Oporto, que había leído que era una de las mejores opciones de la ciudad.

La cervecería Letraria (Rua da Alegria 101), a pesar de estar a solo 6 minutos caminando del Café Majestic, está ya digamos «fuera» de la zona turística de Oporto, pero vale la pena desplazarse hasta aquí dando un corto paseo para disfrutar de una buena cerveza craft en un buen ambiente.

Tienen algunas cervezas propias, que no llegamos a probar, pero entre sus 20 surtidores y sus aproximadamente 200 referencias en botella, seguro que hay algo para todos los gustos. Yo, personalmente, me pedí una Tasty Juice de Lervig de barril y aún estoy flipando.

El local mola mucho: tiene una parte de arriba, a donde accedes desde la calle, bastante pequeñita, pero al bajar las escaleras te encuentras en el piso inferior con otra sala con bastante más espacio y con un beer garden precioso y encantador, peeeero… ¡estaba lloviendo! 😭 Esto sí que me fastidió, porque la idea de tomarnos una buena cervecita al aire libre en un entorno tan chulo me apetecía un montón, pero nada, otra cosa más que hacer en la siguiente visita.

Lo dicho, si sois de craft beer, el Letraria es un buen sitio al que acudir en Oporto, ¡sobre todo si hace buen tiempo!

Hasta aquí esta lista de 20 imprescindibles que hacer en Oporto en dos días: completito, completito, ¿verdad?

Apartamentos Oporto Invite – El mejor lugar donde alojarse en Oporto

En este post ya he mencionado en más de una ocasión los apartamentos en los que nos alojamos, Oporto Invite, y creo que se me ha notado emocionada con el tema, ¡y es que no es para menos!

¿Habéis estado alguna vez en un alojamiento ideal, ese que lo tenía todo, al que no se le podía poner ni un «pero», en el que os encontrabais como en casa? ¡Pues así nos sentimos nosotras en nuestro apartamentito de Oporto Invite!

Siempre digo lo mismo, acertar con el alojamiento es fundamental en unas vacaciones. Se puede pensar, «Total, si solo es para dormir». Bueno, es una forma de verlo, pero yo no la comparto. Ese sitio es tu «hogar» en esa ciudad y va a influir sí o sí en la experiencia general en el destino: va a hacer que sea redonda o no, te va a facilitar la vida en cuanto a ubicación o no, te va a permitir descansar bien o no… ¡Es súper importante!

Por eso, no podríamos haber acertado más con Oporto Invite: nuestro apartamento hizo que nuestra estancia fuese más perfecta y bonita si cabe, incluso a pesar de la lluvia 😂

Empecemos por la ubicación: a ver, Oporto Invite tiene en realidad apartamentos en diferentes localizaciones y zonas de la ciudad, pero creo que el nuestro en la zona de Clérigos (de hecho, justo al lado de la Torre dos Clérigos) tenía una ubicación inmejorable. Se trata de una zona muy céntrica: está cerca dela Torre de los Clérigos (obviamente), de la librería Lello e Irmao, de la Plaza de la Libertad, de la zona de fiesta de la que os he hablado, tiene varios parques alrededor…

Justo debajo del bloque de apartamentos, hay un sitio en el que venden pizzas por porciones, hay pastelerías donde venden pasteles de nata, cafeterías, tiendecitas de recuerdos… A un par de minutos caminando hay un pequeño supermercado donde pudimos comprar cositas básicas para desayunar, agua, etc. Todo lo que necesitábamos lo teníamos al alcance de la mano.

Sin embargo, si por algún motivo preferís alojaros en alguna otra parte de la ciudad, como os comentaba antes, Oporto Invite dispone de apartamentos en diferentes zonas de Oporto, como en el centro con vistas al río, en la zona de Bonjardim, de Taipas, de Santa Catarina, de São Lazaro o de Santo Ildefonso. Aquí podéis ver las diferentes opciones, con descripción del equipamiento y con fotos.

Con respecto al apartamento en sí: ¡era tan mono! 😍 Se trata de un edificio tradicional recién reformado, por lo que el apartamento estaba completamente nuevo. Estaba muy bien equipado, ya que la zona de cocinita tenía de todo: fogones, nevera, microondas, cafetera de cápsulas, hervidor de agua, tostadora… Además, me encanta que te dejan detalles bonitos en el apartamento: cuando llegamos vimos que había cápsulas de café disponibles, una botella de agua mineral y, a modo de detalle de bienvenida, unas piezas de fruta y unos bombones.

La distribución del apartamento molaba, daba sensación de amplitud ya que estaba todo bastante «abierto», en un mismo ambiente pero, a la vez, había elementos de separación para las habitaciones para conseguir crear más intimidad. Había dos camas de matrimonio (comodísimas, por cierto): la zona en la que estaba una de ellas se podía separar de la zona principal de la sala de estar con unas puertas correderas, y la otra estaba en una especie de habitáculo situado en altura al que se accedía por unas escaleras también desde la zona de la sala de estar general. Además era muy luminoso.

El baño genial también, con toallas suficientes, artículos de tocador (jabón, champú, body milk, etc.) y secador de pelo.

Además el ambiente estaba muy bien conseguido gracias a la decoración: tenía un aire moderno, pero conservaba ese espíritu bohemio y decadente del Oporto tradicional que enamora a quien lo visita.

En resumen, un apartamento de 10, por todo. Estoy completamente segura que, al pasar los años, las tres recordaremos lo bien que lo pasamos en Oporto en la despedida de Vane, pero también lo a gusto que estuvimos alojadas, como reinas, en nuestro apartamento de Oporto Invite. Y eso, en una ciudad en la que ofrece tantas cosas para el recuerdo, es mucho decir.

Hasta aquí este post sobre nuestra experiencia en la preciosa ciudad de Oporto. Nuestra estancia fue breve pero intensa, y yo personalmente me quedo con ganas de más: me apetece volver y explorarla más a fondo, hacer todas esas cosas que se nos quedaron pendientes y muchas más de las que ofrece esta maravillosa ciudad. También me gustaría explorar sus alrededores y profundizar un poco más en su historia y sus tradiciones. ¡Seguro que habrá una segunda vez, Oporto se lo merece! Y vosotr@s, ¿habéis estado ya en Oporto? ¿Os gustó tanto como a nosotras? ¿Creéis que se puede añadir alguna actividad más para completar un fin de semana ya completito de por sí? ¡Os espero en los comentarios!